A la hora de preparar un viaje, elegir una maleta suele centrarse en el tamaño, el peso permitido o la resistencia del material. Sin embargo, cada vez más compañías aéreas advierten que el color del equipaje también puede tener consecuencias prácticas. Más allá de una cuestión estética, algunos colores pueden dificultar la identificación en las cintas transportadoras y generar problemas durante el proceso de carga o descarga del avión.

Maletas para un viaje en invierno Freepik

Entre los tonos que conviene evitar, destacan el verde y el amarillo. Aunque no sean los más comunes, las aerolíneas señalan que presentan ciertos inconvenientes a nivel técnico y logístico. Su lectura por los sistemas automatizados puede no ser óptima, y en algunos casos provocan errores en el reconocimiento o necesidad de intervención manual.

¿Por qué verde y amarillo son poco recomendables?

Según explican fuentes del sector aeroportuario, los tonos verdes y amarillos, especialmente en versiones planas o sin contraste, pueden confundirse con señales de uso interno en las áreas de manejo de equipaje. Esto implica que una maleta de ese color puede pasar desapercibida o no ser procesada correctamente por los lectores ópticos. En algunos aeropuertos, estos colores incluso coinciden con elementos del propio entorno (cintas de seguridad, señales de advertencia, etc.), lo que añade ruido visual al sistema de clasificación.

Colores más comunes

De acuerdo con los datos que aporta el medio "The Economic Times", Negro, azul marino y gris son, con diferencia, los colores de maleta más utilizados por los viajeros. Son opciones discretas, combinan con todo y suelen estar disponibles en la mayoría de marcas. Pero esa popularidad tiene un efecto secundario, ya que las maletas de esos colores tienden a confundirse con facilidad en las cintas de recogida. Esto puede ocurrir, especialmente, en vuelos con muchos pasajeros o en destinos turísticos donde varios viajeros pueden llevar modelos muy similares.

Maletas en un aeropuerto. EP

Por eso, algunas aerolíneas recomiendan elegir colores menos repetidos o maletas con diseños incorporados de fábrica, que no dependan de añadidos externos para diferenciarse.

¿Qué maleta elegir?

Una recomendación habitual de los expertos es optar por maletas con colores reconocibles pero poco saturados en las cintas. Tonos como el burdeos, el naranja quemado o incluso patrones de fábrica poco habituales pueden ser más eficaces a la hora de localizar la maleta en un entorno saturado de equipaje negro, gris o azul marino.

También se desaconseja añadir cintas, lazos u otros elementos externos que puedan interferir con los sistemas de lectura. Aunque muchos pasajeros los utilizan como método de identificación, algunas aerolíneas han advertido que estas soluciones caseras pueden engancharse, bloquear sensores o provocar errores en la clasificación automatizada. En caso de poner algún signo de identificación en nuestra maleta, debemos asegurarnos de que éste no vaya a causar problemas durante la manipulación de nuestro equipaje.

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Elegir bien el color de la maleta puede evitar esperas, errores y pérdidas. A menudo se pasa por alto, pero puede marcar la diferencia en un viaje, especialmente si se facturan varias piezas o si se transita por aeropuertos con alto volumen de tráfico.