En 1556, un acontecimiento cambiaría totalmente la historia del edificio del monasterio San Jerónimo de Yuste, ya que el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico decidió abdicar en favor de su hijo Felipe II. El rey estaba aquejado de gota y el sitio elegido para retirarse fue este lugar, tranquilo y aislado. El monasterio tuvo que ser adaptado y hubo que levantar un palacio adosado para acoger tanto a él como a su séquito. En noviembre de 1556, el emperador y sus acompañantes se alojaron en el castillo de los condes de Oropesa en Jarandilla de la Vera (Cáceres), hasta que las obras acabaron en febrero de 1557. Sin embargo, el rey no disfrutó demasiado tiempo de este lugar, ya que, en septiembre de 1558 fallecía en este palacio. 

Muchas de estas dependencias sufrieron daños durante la guerra de la Independencia, ya que fue incendiado por los franceses. Los monjes jerónimos fueron expulsados tras la desamortización de Mendizábal, y el edificio fue puesto en subasta pública, quedando en estado de abandono. La dirección de General de Bellas Artes lo reconstruyó a partir del año 1949.

Visitas y horarios

  • Visitas: la visita al monasterio, ubicado en las cercanías de Cuacos de Yuste, permite descubrir la iglesia, los claustros gótico y renacentista y el cuarto real. 
  • Horarios: de abril a septiembre, de martes a domingo de 10 a 19 horas. En otras épocas, consultar.
  • Tarifas: visita básica 7 euros.

Recorrido

El recorrido por el complejo se puede comenzar por la iglesia, que data del siglo XV, con portada de estilo del primer Renacimiento español. El interior gótico presenta una sola nave cubierta por bóvedas de crucería y con el presbiterio muy elevado sobre el nivel de la nave, como es habitual en los templos de los monasterios jerónimos. 

El retablo mayor fue encargado por el rey Felipe II en 1580 al pintor riojano Antonio Segura, que estaba trabajando en esos momentos en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial por lo que posiblemente se sirvió de la traza de Juan de Herrera para su ejecución, terminándose de asentar en 1584. 

Adaptándose perfectamente a la estructura arquitectónica del coro alto de la iglesia, figura la sillería original del mismo, una de las piezas mas importantes del monasterio, que tras la desamortización estuvo repartida durante años entre los pueblos próximos, volviendo al monasterio en 1958. 

Detalle del jardín y el monasterio. Cedida

Bajo el suelo de la cabecera de la iglesia se encuentra la cripta. Fue construida siguiendo las instrucciones dispuestas en el testamento del emperador sobre la forma en que deseaba que descansaran sus restos, pero que en realidad nunca llegó a ocupar, ya que estos reposaron detrás del altar mayor del presbiterio, hasta que fueron trasladados al monasterio de El Escorial en 1574 por orden de su hijo Felipe II.

Cerca del templo se encuentran el claustro gótico y el claustro nuevo o renacentista. El claustro gótico es de finales del siglo XV y tiene planta rectangular con dos pisos abiertos al patio central. El conjunto es de gran elegancia y severidad. Por su parte, el claustro nuevo o renacentista es del siglo XVI. Es rectangular, pero mas amplio que el anterior. 

El claustro gótico. Cedida

El palacio

Una vez visitadas las partes sacras del cenobio llega el momento de conocer el palacio de Carlos I. El edificio, austero donde los haya, se encuentra dispuesto junto al muro sur de la iglesia. Es una construcción sencilla de ladrillo y mampostería. Por la correspondencia de Carlos I con el general de la orden entre 1554 y 1556 se deduce que la organización de la planta fue ordenada por el propio emperador, siguiendo la estructura del palacio Prinzenhof de Gante, en el que había nacido. El palacio consta de dos pisos con idéntica planta, a base de un pórtico de entrada, cuatro salas separadas dos a dos por un pasillo central y sin comunicación interior entre ellas. La planta superior se utilizaba en invierno mientras que la inferior en verano, aunque realmente esta fue utilizada en contadas ocasiones, por la falta de vistas y por no disponer de vía directa con la iglesia. 

El monasterio, ubicado en Cáceres, se construyó en 1402. Cedida

El acceso a la planta principal se realiza a través de una rampa, acorde a las necesidades de la vida del emperador, ya que a través de ella podía subir y bajar en litera o a pie en días de mejor salud. La rampa pasaba por un pequeño estanque. Al final de la misma se abre un pórtico de influencia italiana. 

Una sencilla puerta permite el acceso al amplio pasillo central, al que dan las distintas habitaciones imperiales, la mayor parte de planta rectangular y con su correspondiente chimenea de granito original renacentista. Las techumbres son de madera sin tallar y los suelos de losas de barro cocido. 

Después de la restauración del palacio llevada a cabo a mediados del siglo XX, se procedió a la reconstrucción de su decoración, utilizándose para ello las fuentes históricas de los archivos de Bruselas y Simancas, que dieron una idea del tipo de objetos que acompañaron al emperador en sus últimos días. Así, en el pequeño dormitorio de Felipe II se muestran una serie de objetos que recuerdan algunas de las actividades más ociosas de su padre a lo largo de su vida y durante su estancia en Yuste, como fueron el cuidado y manejo de sus relojes. También se exhiben dos armas de caza, recuerdo del pequeño número de ejemplares reunidos por el emperador en Yuste.

Qué ver en los alrededores

  • Cuacos de Yuste: entre las muchas joyas arquitectónicas de Cuacos se encuentran la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XV, que contiene interesantes tallas, además de un retablo de estilo neoclásico y un órgano del siglo XVI de estilo barroco; la casa que albergaba la alhóndiga de cereales; la casa señorial de Rafael Castaño; la plaza porticada; la plaza de la fuente de los Chorros; y la plaza de don Juan de Austria. También es interesante conocer alguna de las cinco fábricas de pimentón para comprender de primera mano cómo es la elaboración de este condimento. 
  • Naturaleza: los parajes de Las Ollas, Valfrío y el Bañaero, cuyos accesos están salpicados de construcciones romanas; y la cascada natural de la garganta de Cuacos, con pozas excavadas en la roca a varios metros de profundidad.
  • Ermitas: la ermita de Santa Ana, la ermita de Nuestra Señora de la Soledad
  • Garganta la Olla: se puede visitar la iglesia de San Lorenzo del siglo XVI, con una torre campanario de más de treinta metros de altura; la casa parroquial del siglo XVIII; el museo de la Inquisición; la plaza Mayor; el barrio judío; y la casa de las muñecas, uno de los prostíbulos que hubo en la villa.

La conocida como sala del emperador era la habitación donde Carlos I pasaba la mayor parte de su tiempo. A través de la chimenea de granito, original de la sala, se puede ver la pequeña sala de la estufa, desde donde se calentaba la totalidad de la habitación. El rey solía hacer las comidas aquí. 

El dormitorio del emperador. Cedida

Frente a esta sala, y junto a la cabecera de la iglesia, se encuentra el dormitorio, en el que murió Carlos I el 21 de septiembre de 1558. Es importante destacar la posición oblicua de su puerta de comunicación con el presbiterio de la iglesia para establecer una visión directa entre la cama y el altar mayor, requisito que debió indicar el propio emperador. En la antesacristía y la sacristía se han reunido toda una serie de piezas artísticas de muy diversas colecciones; cuadros, esculturas, relicarios, objetos de plata, piezas cerámicas, y muebles que son parte fundamental del monasterio como testimonios evocadores del ambiente vivido por los monjes jerónimos en esta fundación de la sierra de La Vera extremeña.