Desde que la organización armada ETA dio a conocer su alto el fuego, el turismo vivió cifras de visitas nunca alcanzadas en esta preciosa villa que sorprende a quien la disfruta con los cinco sentidos. Quizás sea poco conocida a nivel social, sin embargo, sus atractivos patrimoniales y su historia son de quilates. A día de hoy, son muchos los grupos que llegan al municipio para conocer las preciosas pinturas de la casa consistorial, la belleza de la Cruz de Kurutziaga –catalogada como la mejor de su categoría en el Estado–, la única entrada a la localidad de la muralla medieval que existió y que queda en pie como es el Arco de Santa Ana o el famoso pórtico de Santa María de Uribarri, uno de los más grandes de Euskal Herria. 

Basílica de Santa Ana. Iban Gorriti

Y la lista continúa con la curiosa iglesia jesuita de San José, la majestuosa parroquia de Santa Ana y su maravillosa plaza medieval, la copia del Ídolo de Mikeldi –que, aunque del pueblo, está en un museo de Bilbao–, los conventos del casco viejo, o Eche Zuria –inmueble en el que vivió temporadas el músico algecireño Paco de Lucía–, el Museo Kurutzesantu que alberga la Oficina de Turismo en Kurutziaga kalea- o el pabellón multiusos Landako Gunea. Asimismo, las preciosas tres fuentes monumentales existentes en su callejero, el teatro San Agustín, la casa de la mujer Andragunea –edificio civil más antiguo conservado– o el Museo de Arte e Historia de Durango. A otro nivel, también merece la pena conocer sus imponentes piscinas municipales de Landako, con vasos de aluminio y una oferta muy completa. El famoso nadador David Meca reaccionó con estas palabras al respecto: “Por mi trabajo he visitado muchísimas piscinas, pero ningunas como éstas”, valoró el día de inauguración de las mismas en 2010.

En la villa cohabitan 30.000 personas y tiene una historia que, como su patrimonio, también… sorprende. Se desconoce su fundación por un incendio que asoló al municipio. Un dato muy curioso y que pocas personas conocen incluso en la misma localidad es que Durango, Corte de Don Carlos en el Estado, pudo ser capital de Bizkaia en detrimento de Bilbao en el siglo XIX. El hecho se habría podido materializar en el caso de que el carlismo hubiera ganado al liberalismo en las Guerras Carlistas. Así lo valoraba el corresponsal de la época en la línea del frente Saturnino Giménez Enrich en su libro Secretos é intimidades del Campo Carlista, publicado en Barcelona. «¿La erigirán en capital de Vizcaya, por castigo a las deslealtades y resistencias de Bilbao?», cuestionaba a su lectorado en el volumen.

Contrastes arquitectónicos de la calle Kurutziaga Iban Gorriti

Conocido como Don Carlos, el infante Carlos María Isidro de Borbón hubiera logrado ser rey de España en el caso de hallar victoria tras las guerras carlistas. Él era hijo de Carlos IV de España y de María Luisa de Parma, así como hermano del monarca Fernando VII. Siempre según el discurso de Saturnino Giménez Enrich, el reclamante era un apasionado de Durango, villa del sureste vizcaino en la que afincó el cuartel de su Corte que había ambulado por motivos de batalla entre Oñati, Lizarra, Tolosa, Azpeitia o Mugaire. Su cuartel se situó en la casa aneja a la citada Eche Zuri, propiedad de la esposa del general franquista Varela. 

Historia

El pueblo, que dista 31 kilómetros de Bilbao, 45 de Vitoria-Gasteiz, 75 de Donostia, 133 de Iruñea o 130 de Baiona, fue tristemente conocido en el mundo por ser el primer pueblo en Europa bombardeado con estrategia militar el 31 de marzo de 1937 con más de 336 personas inocentes asesinadas. Fue un genocidio –mató al 5% de la población– que propuso el bando fascista de los Franco y Mola, coordinado por la Alemania nazi de Hitler y ejecutada por la aviación italiana de Mussolini durante la Guerra Civil. Aún quedan supervivientes de aquel trágico capítulo y marcas en el rico patrimonio local como un palacio de Kurutziaga que pone la piel de gallina: icónico. 

Con muy buenas comunicaciones –carreteras, autopista, autobuses, tren, bicipista…– y ubicada en el centro de la CAV, celebra al año numerosos actos culturales que son otro de sus puntos fuertes turísticos. Así, el acto más populoso es la Durangoko Azoka, feria del libro, disco vasco y otras tecnologías que convierte a la villa en la capital cultural de las siete provincias vascas. Suele organizarse en el puente festivo de primeros de diciembre y durante unos días las actividades son innumerables. Suelen presentarse en Landako Gunea alrededor de un millar de novedades culturales y llegan personas de todas las localidades vascas y de provincias españolas limítrofes.

DURANGOKO AZOKA: 20 AÑOS YA EN LANDAKO GUNEA

Del 6 al 10 de diciembre se celebrará por todo lo alto una nueva edición de la Durangoko Azoka. Será en Landako Gunea, ubicación en la que cumple redondos 20 años. La primera Durangoko Euskal Liburu eta Disko Azoka se celebró en 1965. Fue uno de actos primigenios que organizó la recién fundada Gerediaga Elkartea. Bajo la dictadura del franquismo, la feria tenía un objetivo principal: dar a conocer la producción literaria y discográfica de los siete herrialdes. Tuvo diferentes localizaciones. La Feria de Durango es el lugar idóneo para conocer los trabajos de editoriales, discográficas y nuevas tecnologías de Euskal Herria. Las personas autoras tienen la oportunidad de acercarse a su público y se crea el mayor foro euskaldun del año en esta sorprendente y hospitalaria villa. La oferta, durante esas cinco jornadas, es plural para todo tipo de público. ¡Merece la pena visitarla!

Durango sorprende al visitante a cada paso. Así, por ejemplo, cuenta con numerosas esculturas que la administración está mejorando en estos días. Hay firmas de la talla de Larrea, Basterretxea, Marrodán, Santurtún… Eso sí, ninguna hecha por una mujer. 

La Oficina de Turismo aporta a la persona que la visita opciones como un recorrido audioguiado denominado Cuéntame Durango. “La persona interesada conocerá nuestro patrimonio y recreará nuestro pasado a la vez que disfrutará de un bonito paseo por nuestra villa”, proponen. En esta dependencia municipal, vestigio de la antigua ermita de la Veracruz, el Ayuntamiento custodia la Cruz de Kurutziaga, joya monumental donde las haya que recuerda los tiempos de una herejía que hubo en Durango. Según información de Turismo, “una de las teorías más extendidas es que la cruz fue levantada como monumento expiatorio, con motivo de la presencia en la villa, en el siglo XV, de un grupo religioso disidente conocido como Los Herejes de Durango. Se apunta que el franciscano Fray Alonso de Mella, junto a otros franciscanos, dieron salida a sus creencias heterodoxas y predicaron en torno a 1437-1441 la llegada de la Edad del Espíritu Santo”. Según detallan, este movimiento obtuvo numerosos seguidores y seguidoras, “especialmente entre los humildes y sometidos, entre los que padecían la crisis bajo medieval. Fue severamente reprimido y algunos de sus seguidores fueron condenados a muerte y quemados”.

Situación

Durango, bañado por los ríos Mañaria e Ibaizabal, es un municipio con numerosas empresas a su alrededor –con preocupación ciudadana por la contaminación industrial y de tráfico– y cuarto pueblo con mayor poder adquisitivo de la CAV, con una renta media de 17.000 euros por detrás de Getxo, Donostia y Zarautz. Sus calles mezclan el arte histórico que pudo conservarse con últimas construcciones de arquitectura moderna. Un ejemplo es el magnífico palacio municipal Garai –a rehabilitar– y unas nuevas viviendas anejas en Kurutziaga, vía en la que hay dos bonitas fuentes y un espacio dedicado a la memoria histórica.

En su casco urbano, la persona visitante puede apreciar la ermita de Magdalena, del barrio homónimo. Es interesante por el pórtico que recuerda a las capillas funerarias de cementerios como los de Amorebieta o Balmaseda. Dispone de una nave rectangular, ábside circular y cubierta a dos aguas, con espadaña de madera para campana. El pórtico se sitúa a los pies sostenido por dos columnas y dos pilares de sillería. Es importante porque la primitiva iglesia de la Magdalena fue construida a principios del siglo XIX cuando las tropas francesas afincadas en la villa con José Bonaparte, decretan que los cementerios, que hasta entonces estaban en los pórticos de Santa María y Santa Ana, tienen que salir fuera del centro de la villa. Posteriormente el camposanto fue trasladado a las afueras, construyéndose en su lugar la ermita de la Magdalena que conocemos.

Para cementerio interesante, el del suelo del pórtico civil de Santa María, inmueble que sufrió el bombardeo contra Durango y está siendo rehabilitado su complejo entramado de madera. Bajo el solar de este imponente esqueleto se construyó un cementerio.