La Unión Europea pidió ayer miércoles la liberación del opositor ruso Alexéi Navalni, cuando se cumplen tres años de su arresto y después de que reapareciese hace tres semanas en una prisión cerca de la cordillera de los Urales, a casi 2.000 kilómetros de Moscú.

En un comunicado en nombre de la UE, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo que Navalni sigue cumpliendo condenas por motivos políticos que ascienden a más de 30 años y que sufre un maltrato persistente con grandes riesgos para su vida. “Los líderes políticos rusos son responsables de la seguridad y el bienestar del señor Navalni y de otros prisioneros y tendrán que rendir cuentas”, aseveró.

Borrell lamentó que las autoridades rusas hayan añadido a los abogados de Navalni en la lista de las personas consideradas extremistas y terroristas y que continúen en situación privación de libertad y se enfrenten a una posible condena de seis años. Las autoridades rusas arrestaron a Navalni cuando volvió de Alemania donde se recuperó del envenenamiento que ordenó contra él el presidente ruso, Vladímir Putin, según denunció.

NO SE ARREPIENTE

Navalni aseguró ayer que no se arrepiente de haber regresado a Rusia ese día. “Tengo mi país y mis convicciones. No quiero renunciar ni a mi país ni a mis ideas. No puedo traicionar ni lo primero ni lo segundo. Si tus convicciones valen algo debes estar dispuesto a defenderlas. Y, si es necesario, hacer algunos sacrificios”, escribió en su canal de Telegram.

Negó que su regreso respondiera a un acuerdo “secreto” con el Kremlin e insistió en que si una persona no está dispuesta a llegar hasta el final es que no tiene convicciones. “No me gusta estar en la cárcel. Pero no pienso renunciar ni a mis ideas ni a mi patria”, aseguró.