Los corrillos no dejaron de sucederse el domingo alrededor del edificio afectado por el incendio en el que falleció un joven de 16 años. Los vecinos de Barakaldo se llevaban las manos a la cabeza por lo ocurrido y el suceso daba pie a recordar desgracias similares. “Este edificio me recuerda cuando un caserío prendió en El Regato y el fuego se llevó la vida de una familia. En aquella ocasión la estructura también era de madera y la propagación del incendio, al igual que aquí, fue espectacular”, relataba uno de los vecinos.
Los hechos que se recordaban datan de 1994 y, en aquella ocasión, el fuego sorprendió a las víctimas también en la cama. Las llamas en aquella ocasión se propagaron fácilmente no solo por la estructura de madera del baserri, sino porque hicieron estallar dos bombonas de butano. Entonces los fallecidos fueron una familia completa: una mujer, sus dos hijos y su nieto. Aquella vez el viento hizo complicado el rescate e impidió salvar la vida de las cuatro personas.
Sin embargo, el caso de El Regato no es el único que viene a la memoria. Quien sabe bien el peligro de las estructuras de madera es el casco histórico de Bermeo, que ha sido pasto de las llamas en siete ocasiones, la última vez, en abril de 2013.
El primero de los incendios en la localidad costera tuvo lugar en el año 1297, doce años después de que Bermeo confirmase sus fueros. Justo 50 años después del primer gran incendio, en 1347, el fuego volvió a devastar el casco urbano de la villa.
Sin apenas poderse recuperar de los efectos del fuego, en 1360, las llamas volvieron a azotar el casco urbano bermeotarra frenando en seco la recuperación del municipio. Tras tres desastres de este tipo en 63 años, la localidad tuvo 62 años de tregua. Fue en 1422 cuando el casco urbano de Bermeo registró el cuarto incendio de su historia.
El incendio que más marcó la trayectoria de la localidad fue el que tuvo lugar el 13 de diciembre de 1503. Las llamas tomaron y destruyeron todo el pueblo. El tiempo le dio tregua a Bermeo y hasta el 24 de marzo de 1722 no hubo que lamentar nuevos incendios. Y 291 años después, la localidad volvió a incendiarse