Los avances en neurociencia demuestran que el estrés, el sueño, nuestras amistades, la alimentación y el ejercicio físico influyen en la salud cerebral. En su guía, el doctor en bioquímica y fisiología Jordi Olloquequi nos aconseja sobre decisiones que podemos tomar y nos descubre cómo cambiar nuestro estilo de vida para envejecer con salud, porque “no hay milagros para el envejecimiento”, recalca.

PERSONAL

Jordi Olloquequi (Barcelona, 1982) es doctor en Biología celular. Durante siete años dirigió el grupo de investigación en Patología Celular y Molecular de la Universidad Autónoma de Chile, con varios proyectos en biomedicina. Es profesor del departamento de Bioquímica y Fisiología de la Facultad de Farmacia y de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, e investigador del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red del Área de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED), donde busca nuevos tratamientos contra el Alzhéimer y otras enfermedades asociadas al envejecimiento.

Para un mortal envejecer es inevitable, pero ¿podemos aspirar a ser más longevos con calidad de vida?

Sí, seguro. Esa es una de las claves Antiaging para el cerebro, donde se presentan estrategias con fundamento científico sólido para aspirar a eso; no son cuentos de curanderos. Influyen muchos factores, pero algunos no podemos controlarlos porque son características genéticas heredadas, pero hay actuaciones dirigidas a cambiar nuestros hábitos diarios que se ha demostrado que tienen sus efectos. Quizá a nivel individual los efectos no sean muy grandes, pero en conjunto pueden tener impacto significativo para envejecer mejor y aumentar la calidad de vida conforme nos hacemos mayores.

"A medida que nos hacemos mayores, no podemos parecer más jóvenes”

“Si quieres llegar a viejo búscate una familia de longevos”. Siendo inevitable envejecer, ¿qué factores inciden, genéticos, epigenéticos, el ADN es la única clave?

Todos influyen. El ADN que heredamos tiene un peso importante, pero tampoco es algo inamovible. Los genes son los que son y, como en el póker, te puede tocar una mala o buena mano, pero si la sabes jugar bien no tienes por qué perder la partida. Es la epigenética, más allá de los genes heredados podemos modificar su modo de expresarse; ahí está la clave de las estrategias encaminadas a mantener hábitos saludables. Caso de que nuestra dotación genética no sea muy conveniente, podemos mitigarla de forma bastante potente gracias a estas estrategias. En el envejecimiento general, y más en el cerebral, tenemos mucho que aportar más allá de la genética heredada.

¿En lugar de evitar el envejecimiento no debiéramos esforzarnos más en hacerlo con calidad de vida?

Efectivamente, es lo que buscamos. Leía una cita: a medida que nos hacemos mayores, no podemos parecer más jóvenes, como mucho podemos parecer viejos raros. La gente que se retoca para parecer más joven, en realidad no parece más joven, sino personas mayores un poco raras. La clave es la longevidad con calidad de vida y buena salud frente al envejecimiento, que implica deterioro de las funciones fisiológicas. Hay maneras de lograr que la pérdida de esa calidad sea mínima y de vivir de forma plena disfrutando de los años, aunque acumulemos muchos.

"En las enfermedades es grave confiar en tratamientos sin base científica”

Estrés, sueño, relaciones sociales, alimentación, ejercicio… son factores decisivos en la salud, ¿también en el envejecimiento y la calidad de éste?

Totalmente. En el libro explico las bases fisiológicas del envejecimiento normal poniendo el foco en el cerebro. Los mecanismos son similares en todo el organismo y en todas las estrategias citadas hay evidencias científicas demostrando que todas inciden desde diferentes puntos de vista. Entiendo que, en la sociedad actual, acostumbrados a la inmediatez, al funcionamiento rápido y poco esfuerzo, ponerlas en marcha cueste. ¡A quién no le gustaría la pastillita diaria para retrasar el envejecimiento! En realidad, la clave está en aplicar estas estrategias, aunque cueste. Hacer ejercicio es esfuerzo, dormir bien para algunas personas es difícil porque están estresadas y al hacernos mayores perdemos calidad de sueño, en la dieta hay cosas muy sabrosas, pero nada saludables y renunciar a ellas para comer verduras requiere esfuerzo. Las posibilidades para envejecer mejor pasan por un cierto esfuerzo, como casi todo en la vida. Las cosas importantes raramente nos vienen fácilmente.

El intestino y su microbiota son claves en la salud. ¿Qué relación tienen con el cerebro y con el envejecimiento saludable?

La investigación de la microbiota intestinal está al alza porque se está descubriendo su relación con otros sistemas y patologías que, a priori, no parecerían tener que ver, por ejemplo con el cerebro o con el Alzhéimer. Cada día se sabe más de la influencia de estos microorganismos en las funciones corporales; hay una comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y un sistema nervioso especial intestinal, un sistema entérico sensible a ser modificado por esta microbiota. Tenemos más microbios que células propias, microbios que generan moléculas que pueden incidir en determinadas patologías, porque producen estados de inflamación, que es uno de los motores del envejecimiento. Y al contrario, muchos de estos microorganismos sintetizan moléculas antiinflamatorias, facilitando así un mejor funcionamiento fisiológico, del sistema nervioso y también de otros sistemas. La clave es mantener la microbiota sana para que no se produzca disbiosis, desequilibrios en la microbiota cuando microorganismos beneficiosos caen en desventajas frente a otros con características patogénicas. Los secretos de las relaciones bidireccionales entre la microbiota intestinal y el resto de órganos y sistemas es un mundo fascinante del que cada día se conoce más. Es evidente que la buena salud mental, del sistema nervioso central y a nivel general, pasa por cuidar la microbiota por medio de dieta saludable, ejercicio, complementos alimenticios y probióticos, cuyo impacto se constata cada día como más significativo.

La portada del libro de Jordi Olloquequi. R.O.

Ha citado la inflamación. ¿Es síntoma o causa inicial de envejecimiento?

La inflamación es una respuesta protectora fisiológica del sistema inmunológico, diseñada para eliminar factores de lesión y determinados patógenos que pueden atacarnos y para reparar los tejidos una vez eliminado el patógeno. Tras un golpe o un corte, la respuesta infamatoria es defensiva. Pero, a veces, a esta respuesta inflamatoria en principio beneficiosa le cuesta regularse y actúa en exceso, de forma que no combate solo a los entes nocivos, sino que afecta a nuestras propias células originando daños colaterales. Con el envejecimiento estas respuestas inflamatorias pueden establecerse de forma crónica que, aunque sea en tono bajo, como es constante, termina afectando a las funciones normales. El inflamaging es característico y motor del envejecimiento; conforme envejecemos se detecta en nuestro organismo un incremento paulatino de moléculas típicas del proceso inflamatorio. Sucede de forma natural, es una pérdida de regulación del proceso inflamatorio con una respuesta inadecuada que nos va afectando poco a poco.

Jordi Olloquequi, doctor en Biología celular. I.S.

Frente a las falsedades e inexactitudes en redes sobre cómo mantenerse siempre joven, ¿su libro será una buena fuente científica?

Es uno de sus objetivos. Las personas, con frecuencia, y como estrategia para afrontar la vida, queremos creer en cosas que son pura fantasía. Si quieren vendernos algo nuevo, funcione o no, inicialmente desconfiamos, pero si decidimos que existe y que realmente funciona, acabamos creyéndolo. En el envejecimiento esto da paso a mucha frustración, porque vemos que con esos métodos milagrosos envejezco igual. Debemos de ser realistas porque tanto en el envejecimiento como en las enfermedades es grave confiar en tratamientos sin base científica. Por eso, en el libro se presentan estrategias reales, avaladas por la ciencia. Pueden ser de alcance limitado, pero son las únicas con aplicación y resultados reales. Lo primero es aceptar que vamos a envejecer y a morir. No hay inmortalidad; la alternativa de vivir 200 años o ser inmortales no sé si sería conveniente ni para la persona ni para el sistema.

Antiaging para el cerebro se inserta en la neurociencia, ¿envejece solo el cerebro y el sistema nervioso, o es un proceso global?

El proceso es global. Pero sus manifestaciones en el sistema nervioso y cerebro son más alarmantes; las arrugas o la caída del pelo no es agradable, pero el envejecimiento asociado a una patología del sistema nervioso pasa por perder la autonomía, la memoria, la personalidad… y eso es más impactante que cualquier otra consecuencia orgánica de envejecer. Es lo que más miedo nos da, aunque el proceso sea global y afecte a todos los órganos y tejidos.

Aumentan los problemas de salud mental. ¿Es posible esa mente joven y ágil en la sociedad del estrés, prisas, pantallas…?

Es posible mantener la mente joven teniendo la cabeza bien amueblada, privándose e ir contracorriente, lo cual es muy difícil, porque la presión del entorno es grande. Pero con disciplina, con el uso moderado de pantallas sin dejarse arrastrar por las prisas de la sociedad actual sí es posible, aunque no fácil.

Todos envejecemos y queremos hacerlo con calidad de vida. ¿A quién dirigiría con especial dedicación su libro?

Con 20 años no sueles leer un libro así; pero a partir de los 40, aunque aún seas joven, ya empiezas a pensarlo y este libro podría parecer interesante. Una persona de 75-80 años que no se hubiera cuidado mucho antes, todavía puede empezar a aplicar estrategias para paliar las consecuencias del envejecimiento. Nunca es tarde. Pero algunas personas que ya ven las orejas al lobo, aunque sean jóvenes, entienden que es mejor empezar a cuidarse cuanto antes, porque de mayores es más difícil cambiar de hábitos. A estas personas es a quienes más les podría interesar este libro.