Seguro que más de una vez has sentido sueño o cansancio después de tomar una comida copiosa. Esta sensación, conocida popularmente como modorra y cuyo nombre técnico es somnolencia postprandial, se debe a la disminución de los niveles de energía que experimenta nuestro cuerpo después de comer, sobre todo si ingerimos muchos hidratos de carbono y grasas.

La forma ideal de sortear la modorra es sin duda poder echarse una siesta, ese pequeño descanso que nos ayuda a cargar pilas y que según los expertos debe ser en el sofá, no en la cama, y debe durar entre 15 y 30 minutos como máximo. 

Los que entienden de ello aconsejan echar la siesta entre las 13.00 y las 16.00 horas, el periodo de máxima somnolencia, e invitan a echarse esa cabezadita en un lugar cómodo, silencioso y poco iluminado. 

Una mujer duerme una pequeña siesta en el sofá. Freepik

La nutricionista Itxaso Erasun Gorostidi nos ofrece nueve claves para entender la somnolencia y cómo podemos tratar de evitarla. Estas son:

1- Experiencia subjetiva. La somnolencia es una experiencia subjetiva que aumenta tras la ingesta de alimentos, pero va a depender mucho de ellos. Ante comidas ricas en hidratos de carbono y grasas como paellas, risottos, lasañas o pastas nos sentiremos más decaídos y con más modorra. Sin embargo, si ingerimos comidas equilibradas en macronutrientes o ricas en proteínas como pescados o carnes al horno o a la plancha con vegetales y tubérculos la sensación de modorra será menor.

2- Menos sangre en el cerebro. Para facilitar la digestión y el transporte de nutrientes absorbidos a las células y tejidos, tras terminar de comer la sangre se dirige al tracto gastrointestinal en detrimento del cerebro, por lo que sentiremos somnolencia.

3- Hipoglucemia reactiva. Después de comer puede producirse una bajada de la concentración de glucosa en la sangre (glucemia por debajo de los 70 mg/dl) que se genera normalmente tras una hiperglucemia, provocada por ingerir un alto aporte de hidratos de carbono y/o ausencia de fibra. Esto provocará una necesidad elevada de insulina por lo que generará somnolencia, hastío o incluso antojos y ansia de comer al poco tiempo de terminar la ingesta anterior.

4- Prioriza los hidratos de carbono complejos. Para evitar el estado de modorra, será suficiente con ajustar la ingesta de hidratos de carbono y proteínas para así mantener los niveles de glucosa en sangre estables. Para ello, prioriza hidratos de carbono complejos como los tubérculos, frutas, granos enteros, legumbres…

5- Ordena los alimentos antes de ingerirlos. El orden de los alimentos es fundamental para que nuestro organismo entienda cómo debe actuar ante la ingesta de cada uno de ellos. Empieza por los vegetales y proteínas y acompáñalos de hidratos de carbono complejos. Reduce todo lo posible la ingesta de alcohol en las comidas. 

Un hombre sirve un plato de pasta a su pareja. Freepik

6- Sistema nervioso parasimpático. La llegada de comida al estómago y al intestino delgado activa al sistema nervioso parasimpático e inhibe al sistema nervioso simpático. Esto genera un estado de baja energía y deseo de relajarse y descansar opuesto al estado de “lucha o huida” al que induce un alto tono simpático.

7- Una hora después de comer. Tras una comida copiosa, los alimentos llegan al estómago y al intestino donde empiezan la digestión y una serie de liberación de hormonas gastrointestinales que regulan el vaciamiento gástrico y provocan un aumento del triptófano en sangre. Todo esto hace que el cerebro disponga de más serotonina y melatonina, neurotransmisores que dan lugar a la somnolencia. 

8- No importa la edad. Al deberse a un desequilibrio de los macronutrientes, la somnolencia puede afectar por igual a niños, adultos o ancianos.

9- El café, un buen aliado. La cafeína es un potente estimulante, que se encuentra en el café, en el té y en el chocolate, y que actúa en el sistema nervioso central. Por tanto, su consumo va a activar de nuevo el sistema nervioso, evitando de alguna manera ese estado de baja energía o modorra. 

La próxima vez que sientas sueño después de comer ya sabrás la razón de ese tremendo sopor por el que tu cuerpo se resiste a realizar cualquier tipo de actividad y solo te pide un poco de tregua para poder seguir.