La siesta, una de nuestras costumbres más arraigadas, ha sido recientemente puesta en entredicho por un estudio que nos advierte de que puede que no sea tan saludable como pensábamos hasta ahora. 

Y es que echar una cabezadita a diario, al parecer, eleva las probabilidades de desarrollar hipertensión arterial e incluso de sufrir un accidente cerebrovascular

Así lo revela un estudio realizado por el doctor E Wang, profesor y jefe del Departamento de Anestesiología del Hospital Xiangya de la Universidad Central del Sur de China, y publicado por la revista Hypertension de la Asociación Americana del Corazón (AHA, en inglés). 

Para llevarlo a cabo, los investigadores utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido, obtenidos tras realizar un seguimiento sobre los hábitos de sueño a mediodía de 360.000 personas durante alrededor de 11 años. 

El estudio descubrió que un mayor porcentaje de las personas que dormían habitualmente la siesta eran hombres, tenían niveles de educación e ingresos más bajos y declaraban fumar, beber a diario, tener insomnio, roncar y ser una persona nocturna, en comparación con los que nunca dormían o lo hacían solo a veces.

Así, el estudio concluyó que los participantes que solían tomar siestas durante el día tenían un 12% más de probabilidades de desarrollar presión arterial alta con el tiempo y un 24% más de probabilidades de sufrir un derrame cerebral en comparación con las personas que nunca tomaban siestas.

Un hombre echa la siesta en una cama. Freepik

Si la persona era menor de 60 años, echar la siesta prácticamente a diario aumentaba el riesgo de desarrollar hipertensión en un 20% en comparación con las personas que nunca o rara vez la duermen. La AHA ha añadido recientemente la duración del sueño como uno de sus ocho parámetros esenciales para tener una salud óptima del corazón y del cerebro.

Después de los 60 años de edad, tomar siestas de manera habitual se asoció con un riesgo un 10% mayor de desarrollar presión arterial alta en comparación con aquellas personas que informaban que nunca echaban siestas.

Los resultados se mantuvieron incluso después de que los investigadores excluyeran a las personas con alto riesgo de padecer hipertensión, como las que padecen diabetes de tipo 2, presión arterial alta preexistente, colesterol alto, trastornos del sueño y las que trabajan en un turno de noche.

Problemas de salud

Los expertos apuntan que todo esto puede deberse a que, aunque tomar una siesta en sí no es dañino, muchas personas que toman siestas pueden hacerlo debido a la falta de sueño por la noche, lo que se asocia con una peor salud, y las siestas no son suficientes para compensar eso. 

Este estudio se hace eco de otros hallazgos que generalmente muestran que tomar más siestas parece reflejar un mayor riesgo de problemas con la salud del corazón y otros problemas. Los autores recomiendan en su escrito un examen más detenido de las asociaciones entre un patrón de sueño saludable, incluidas las siestas durante el día, y la salud del corazón.

Existen algunos puntos que los autores del estudio destacan que aún están sujetos a análisis, por ejemplo, sólo se recopilaron la frecuencia de las siestas diurnas no la duración, por lo que no hay información sobre si la duración de la siesta afecta la presión arterial o los riesgos de los ataques o derrames cerebrales.