El fútbol suele ofrecer episodios casi paranormales por aquello que se producen en ciertos partidos desenlaces que se salen de la lógica. Uno de ellos se produjo en Balaídos hace ya 24 años dentro de la décimo segunda jornada de liga, cuando el Athletic de la segunda etapa de Jupp Heynckes en el banquillo se llevó los tres puntos de un encuentro que parecía lo tenía perdido con el 2-0 a falta de seis minutos para la conclusión, pero en ese empuje final los leones, en superioridad numérica tras la expulsión del celtiña Velasco, se desmelenaron hasta tal punto de voltear el marcador ante la sorpresa de propios y extraños con tres goles prácticamente consecutivos ante la euforia de los rojiblancos y la desolación de aquel Celta de los Karpin, Mostovoi, Catanha, Gustavo López y compañía, y que había sido superior hasta ese tramo final de un duelo que estuvo protagonizado por los graves incidentes generados en las gradas por sectores de las aficiones de cada equipo y que causaron varios heridos.

Al margen de lo extradeportivo, el conjunto celeste, entrenado por Víctor Fernández, se fue al descanso con ventaja en el luminoso gracias al tanto de cabeza del central Fernando Cáceres que sorprendió a Iñaki Lafuente. Heynckes movió el banquillo de cara a la segunda parte en la que dio entrada a David Karanka y Joseba Etxeberria, que se iban a convertir a la postre en protagonistas de la remontada bilbaina. Así y todo, el Celta firmó el 2-0 por medio de Jesuli que parecía sentenciar el partido. Pero todo se descontroló en los minutos finales. Primero con el tanto a los 83 minutos de David Karanka, en lo que fue su estreno goleador en la máxima categoría y la que fue su última campaña en el Athletic; de seguido llegó la expulsión de Velasco (minuto 85), Joseba Etxeberria hizo el 2-2 (minuto 87) y en el 90 Pablo Orbaiz batió a Pinto en el lanzamiento de un golpe directo desde el lateral del área. Ver para creer.

El Athletic, gracias a esa victoria en Balaídos, se situó en puestos europeos cerrada esa décimo segunda jornada de liga, zona noble en la que también estaba situado un Celta que tenía muy buena pinta y que lo refrendó a la conclusión de aquel curso, ya que se alzó hasta la quinta plaza que le dio el billete a la Copa de la UEFA, competición de la que se quedó fuera el colectivo rojiblanco por un solo punto y pese a su victoria en la última jornada en el Heliodoro Rodríguez ante el Tenerife.