El Pirineo, como, en realidad, cualquier otro lugar en el que la naturaleza sea protagonista, ofrece un amplio abanico de posibilidades para salir a andar y buscar rincones apartados donde sentirse uno con la naturaleza dejando el menor impacto posible.

En el Pirineo de Girona se pueden recorrer en familia muchas rutas de este tipo durante las actuales vacaciones de verano. Las tres que aquí se presentan forma parte de las que da a conocer la guía Ecorutas montañeras por los pirineos de Txusma Pérez Azaceta, Marta Montmany y César Barba, que recoge itinerarios discretos y llenos de interés a lo largo de toda la cordillerra que comparten Navarra, Huesca y Catalunya.

1. Aiguanmolls de l’Empordà

Entre las desembocaduras de los ríos Fluviá, al sur, y Muga, al norte, en le golfo de Rosas se encuentra el Parque Natural de Alguamolls de l’Empordà. Este entorno es uno de los ‘apeaderos’ que las aves eligen durante sus rutas migratorias para descansar o, incluso, como destino final para su invernada.

Flamencos y varias anátidas disfrutan de una de las balsas con el macizo Canigó nevado al fondo Txusma Pérez

Es una ruta circular que comienza y acaba en el Centro de Interpretación del Cortalet. Aquí se puede dejar el coche en el parking, que es de pago, y visitar el centro para conocer el entorno y sus secretos, además de conocer los distintos itinerarios que se pueden recorrer.

Esto es importante porque algunos de ellos pasan por la playa de Can Comes y en primavera el acceso está prohibido por la nidificación de algunas especies de aves. Además, aunque en verano es menos habitual, también puede ocurrir que algunas zonas estén inundadas y las sendas cortadas. No hay que olvidar que este parque forma parte de un humedal y las lagunas y estanques pueden crecer o secarse.

A lo largo del recorrido se pasa por varios miradores desde los que admirar el paisaje y observar las numerosas especies. El primero es el del Gantes, sobre el estanque de Cortalet y sus flamencos. Le siguen el de Les Daines, con sus nidos de cigüeñas; el de Pallejà, desde el que se puede contemplar la bahía de Roses, y el de Senillosa, al que para llegar hay que desviarse de la ruta (la número 1 de las que recorren el parque) y se alza 22 metros sobre el terreno.

Un entorno distinto se ve al llegar a la playa de Can Comes. Las dunas en recuperación y las lagunas salobres por el encuentro entre el mar y el agua dulce hacen de este especial hábitat un paraíso de aves acuáticas. Son 2,5 km de playa hasta girar hacia el interior en la torre de observación. El camino llega por lagunas intermitentes hasta el mirador de Roncaries y el estanque de Cortalet. Desde aquí, el final de los 10 km de paseo está próximo. Sin contar las paradas, en 2 horas y media se puede hacer.

2. Reserva de la Isla Fluvià

Esta ruta cercana a Banyoles lleva por dos espacios naturales del Pla de l’Éstany, ambos muy diferentes entre sí pero de gran valor ecológico. Uoa es el Pla de Martís, una llanura agrícola con magníficas vistas de las montañas que la rodean; la otra es la reserva de la Isla del Fluvià, que sorprende por su naturaleza exuberante.

La confluencia de los ríos Ser y Fluvià da origen un entorno natural de gran valor ambiental. Txusma Pérez

Este recorrido circular de 13 km que se puede hacer tanto en bicicleta como a pie (una hora y cuarto en el primer caso y tres horas y media en el segundo) comienza en la localidad de Serinyà. Desde el parking del pabellón municipal se toma el carrer de Figueres hasta Bosqueró y allí coger el Cami de Serinyà a Martí por la ruta 6 de BTT. Será la entrada al Pla de Martís, por lo que se recorrerán amplios campos de cultivos con vistas sobre el valle del Ser y el monte Puigsacalm, de 1.515 metros, al fondo.

Más adelante se llega al puente de piedra de Martís y a una cruz de término, lugar preparado para el reposo del caminante con unas mesas donde poder almorzar. En el primer cruce a la izquierda se coge el camino que lleva hasta el río Fluvià y a la presa de Martís. Desde aquí se remonta el río por en medio de un impresionante bosque hasta la presa de Serinyá, donde comienza la Reserva Natural de Illa del Fluviá.

Esta isla que ahora es una península que se recorre hasta el punto en el que río Ser vierte sus aguas en el Fluvià. Los pajareros y ornitólogos disfrutarán de la riqueza y variedad de especies durante este tramo, que llega hasta el puente que cruza el Ser para llegar a la zona conocida como Canova de l’Illa y que cuenta con un encinar bien conservado.

Desde aquí se entra en el último tramo de la rutay que lleva de Esponellà a Fares y después a Can Cufí. Desde aquí se toma la GR-1 en undesdenso pronunciado hasta el cementero de Serinyà

3. Vall de Camprodom

Este recorrido comienza en el santuario del Remei, un templo al que acudían los enfermos y penitentes en busca de las milagrosas curaciones que lograba la Virgen del lugar y tiene como destino la ermita de Sant Antoni, uno de los mejores miradores del Vall de Camprodom y del Ripolles. Pero este camino es circular (aunque tiene forma de equis) y tras 10 kilómetros y tres horas de camino se regresa al Remei.

El santuario del Remei, de fama curativa, inicio y final del recorrido. Txusma Pérez

Desde la parte de atrás del santuario se sigue una alambrada que delimita un prado de pastos hasta encontrar una pista, para alcanzarla hay que cruzar la alambrada y se sigue el curso del arroyo Creixenturri durante un kilómetro hasta que la pista da un giro a la derecha para adentrarse en el bosque de robles y hayas. Al final de la pista comienza una senda a la izquierda que lleva hasta el Puig de Dot, desde donde tras admirar el entorno se desciende por el collado del Remei hasta el collet d’en Sivilla.

Todo el recorrido esta marcado y balizado, por lo que desde aquí hay que seguir las marcas blancas y amarillas hasta el Pla de Bonaire, justo debajo de la ermita de Sant Antoni. Siguiendo la pista es fácil encontrar la camino que sube hasta allí ya que está acondicionado con barandillas y escalones. Allí espera una panorámica de 360º sobre todo el valle. Además hay mesas y barbacoas (cuidado con el fuego) para un reparador almuerzo.

Para el regreso se sale por una senda a la derecha de la ermita y que rodea la colina para bajar de nuevo a Bonaire hasta el collado de Sant Antoni para seguir descendiendo hasta el Pla de la Brossa, desde donde descendemos por contrafuertes rocosos de Els Castellets que acaban desembocando en el Collet de Sivilla y que se atraviesa en dirección al Remei por el castell de Creixenturri.

La guía

Portada del libro.

Portada del libro.

Ecorutas montañeras por los pioneros es una guía de senderos y caminos que recorre la cordillera pirenaica desde el cabo de Creus hasta Higer mostrando pequeñas rutas pata hacer a pie o en bicicleta tratando de dejar la menor huella posible. O como dice en el prólogo el veterano naturalista Joaquín Araujo, "siendo leves sobre la piel del mundo". Para él, esta guía es una "invitación al placer de la contemplación de las formidables obras de Arte anteriores al actual amontonamiento de lo feo que está logrando eta civilización lisiada".

Escrita por Txusma Pérez, Marta Montmany y César Barba, y editada por Ecos Travel Books, ofrece 30 rutas por el Pirineo, 10 en Girona y Lleida, otras díez en Huesca y el mismo número en Navarra, con el objetivo de mostrar rincones a los que acceder para disfrutar de una naturaleza que, aunque cercana, se tiende a ignorar por no ser unos destinos muy conocidos o suponer grandes retos que mostrar como trofeos.