Pedro Sánchez bajó el telón de la legislatura cuando decidió adelantar las elecciones generales al 23 de julio, pero el PNV le respondió entonces que todavía quedaba mucha obra por delante. Su portavoz en el Congreso de los Diputados y candidato por Bizkaia, Aitor Esteban, ha seguido manteniendo reuniones con los ministerios para poner en marcha algunas partidas que ya había introducido su grupo en los Presupuestos pero que aún no habían sido materializadas por el Gobierno español y, fruto de esa presión, ha desbloqueado la inversión en el Guggenheim Urdaibai, una noticia recibida a bombo y platillo en Sabin Etxea porque ha sido uno de los proyectos más peleados y que se prevé que tenga un mayor retorno económico en Euskadi en forma de puestos de trabajo y turismo. En concreto, la portavoz del Ejecutivo de Sánchez, Isabel Rodríguez, ha confirmado tras el Consejo de Ministros los 40 millones para la "protección de entornos medioambientales y actuaciones singulares de desarrollo sostenible", en suelos que antes fueron industriales y se están rehabilitando, según ha explicado. Esta inversión complementará los 40 millones de la Diputación de Bizkaia.

Ese es el valor económico y social de que se cumpla el acuerdo, pero a nadie se le escapa el valor político para el PNV, que vuelve a sacar brillo a sus escaños, incluso aunque el Congreso esté ya disuelto. Logra así rebajar la nómina de incumplimientos del Gobierno español, donde a nivel presupuestario ya existía un elevado nivel de materialización, del 80%. Quizás Sánchez ha querido mantener la sintonía con el PNV pensando en una futura investidura. Voces socialistas ya han tirado los tejos a los jeltzales al proclamarlos como sus socios estratégicos en detrimento de EH Bildu, con quien el presidente español escenifica de manera cada vez más clara su incomodidad. Lo que hace el PNV es garantizarse esta inversión haya o no cambio de gobierno tras las elecciones generales.

Aitor Esteban ha comparecido este martes de urgencia a las puertas de Sabin Etxea para declararse "satisfecho" con el cumplimiento de este acuerdo, en el que ha estado "trabajando hasta hoy, en las negociaciones y explicaciones de un proyecto que es importante, por una parte, desde el punto de vista medioambiental y de recuperación de espacios, desde el propio astillero a otros lugares de la marisma; y, por otra parte, desde el punto de vista cultural, porque puede suponer una atracción de motor económico para una zona que se vio hace ya unos años bastante perjudicada por el cierre industrial de muchos proyectos empresariales".

El viaje de Ribera que convenció al Gobierno español

Este proyecto, que para Esteban puede suponer "un antes y un después" en la zona, ha traído cola. El propio Esteban ya reveló durante la campaña de las elecciones municipales y forales del 28 de mayo un episodio inédito hasta la fecha: una visita de la vicepresidenta tercera de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a petición del propio PNV, para que viera con sus propios ojos el entorno y recorriera el trayecto entre Gernika y Murueta, la senda verde del proyecto que aunará naturaleza y arte. Ribera, al parecer, quedó prendada de la idea y aparcó de inmediato sus reservas. La clave para convencer a Ribera fue la perspectiva ecológica de un proyecto que además había sido modulado en su diseño con estas dos ubicaciones, que parece que han dado en el clavo. Para el diseño se ha contado en todo momento con expertos y se ha apostado por respetar al máximo el entorno, hasta el punto de que el museo abrirá unos meses al año y habrá un cupo de visitantes para evitar aglomeraciones.

Los propios socialistas vascos ya habían depuesto también sus reticencias hace años tras llegar a la conclusión de que el proyecto se pondrá en marcha en simbiosis con el medio que lo rodea. Además, se rehabilitarán los astilleros de Murueta y la fábrica de cubiertos Dalia para acoger esas muestras de arte y dar una nueva vida a un entorno desangelado en materia económica.

El primer tira y afloja con el Gobierno español llegó en la negociación de los Presupuestos para este año 2023, donde el gabinete de Sánchez únicamente incluyó 15 millones de saque para el museo, y el PNV elevó la apuesta en 25 millones más. Este acuerdo formó parte del primer paquete de enmiendas que logró el PNV y del que formaban parte actuaciones para toda la comunidad autónoma vasca, como 10 millones para ampliar y remodelar la planta de tratamiento de aguas EDAR de Loiola y 7 millones para un proyecto de defensa contra las inundaciones en el río Zadorra a su paso por Gasteiz, a los que se sumarían más millones en los trámites posteriores, incluidas varias partidas para Nafarroa en materia de inteligencia artificial o para el castillo de Amaiur.

Satisfacción de Esteban

Los 40 millones para el Guggenheim Urdaibai se habían incluido en los Presupuestos, pero aún no los había liberado el Gobierno español, una decisión que ha llegado este martes en Consejo de Ministros. Este proyecto ya fue un argumento clave de campaña para el PNV en las municipales y forales de mayo, donde Elixabete Etxanobe anunció el derribo de la fábrica Dalia y reivindicó los 700 empleos y el retorno económico de 39 millones de euros que se calcula que tendrá la pinacoteca. "Va a beneficiar a los vecinos de la zona y la ciudadanía vasca en general", ha resumido Esteban, quien se ha declarado muy satisfecho y ha presentado este acuerdo como una muestra de que el PNV está en Madrid "para sacar proyectos adelante".

Sin bajar la presión

Esteban ya dejó caer hace unas semanas que seguía negociando con el Gobierno español para materializar los acuerdos presupuestarios pendientes. Otro de los frentes abiertos, para el que Sánchez ha dejado ya poco o ningún margen, es el blindaje de las cooperativas. El PNV llevaba meses trabajando para introducir, quizás en la Ley de Economía Social, un reconocimiento legal para que los 135.000 trabajadores vascos de estas empresas coticen por sus rendimientos de trabajo y no se inflen de manera artificial esos pagos cotizando también por los rendimientos del capital inmobiliario de las cooperativas. El Gobierno español aplazó primero la aprobación de esa ley en plena campaña de las municipales y autonómicas para priorizar la de paridad, y después decretó el adelanto de las generales, lo que hundió todas las esperanzas porque, con el Congreso ya disuelto, no se pueden tramitar leyes.

Sánchez había jugado con todos sus socios la baza de canalizar más acuerdos en el último semestre del año, pero finalmente convocó las elecciones y dejó a todos entre el cielo y la tierra. Esteban no lo ha dado por perdido y ha sacado chispas a estas jornadas para plasmar esta inversión que ya estaba en las Cuentas y que, por tanto, no depende del Congreso, lo que da al PNV un protagonismo renovado en esta precampaña por la situación singular y atípica que se ha generado: con las Cortes generales desmanteladas, ha continuado arañando acuerdos.

El acuerdo sobre el Guggenheim de la Reserva de la Biosfera lo han aprobado tanto el Consejo de Ministros con esta inversión, como la Diputación de Bizkaia, que ha validado el convenio con el Estado. Del patronato forman parte la Diputación y el Gobierno vasco, y este último estaba esperando también que se despejara la incógnita de la financiación estatal y la definición del proyecto.

El portavoz Bingen Zupiria ha vuelto a dejar constancia este martes tras el Consejo de Gobierno de que este proyecto puede contribuir de manera "positiva" al desarrollo de la zona, y que la actuación del Ejecutivo vasco dependerá también de sus competencias en la materia. El Gobierno de Urkullu comparte el proyecto, aunque su participación se concretará en una fase posterior porque aún debe esperar a que entre en una fase final: se encargará del entorno medioambiental, de los paseos, el ferrocarril... El estudio neoyorquino Cooper Roberston ha cifrado ya en 128 millones el coste de la ampliación del Guggenheim de Bilbao con estas dos nuevas sedes.