Joanes Bakaikoa nunca se rinde

Joanes Bakaikoa únicamente estuvo una vez este domingo por delante en el marcador en el frontón Jaian Jai de Lekunberri y fue el 22-21 ante Javier Zabala, que supone su primer punto en el estreno de la liguilla de cuartos de final del Cuatro y Medio. Fe a prueba de bombas. El sacrificio es su pastor y Joanes un profeta. El trabajo te hará libre. Y Bakaikoa fue Bakaikoa, porque en su genética está el aguante y este domingo fue junco en el huracán, que se doblega pero no se rompe. Duro como una roca. Manos de estibador. El curro no se negocia. ¡Jamás! El de Sakana es un potro de tortura para el rival, un contrario complicado, duro, un manista secante, de los que curten, de los que jamás se rinden. Eso nunca. Mandíbula de cemento.

Pero Bakaikoa también fue camaleón en los últimos compases, cuando solo le quedaba experimentar, salir a tumba abierta, explorar otras opciones. Ocurre que el de Etxarri-Aranatz fue artista en el saque-remate y sacó punta al primer disparo para astillar a un Zabala que no fue capaz de sellar un dominio forjado por la velocidad en el descorche. Bakaikoa encontró una remontada agónica, de pura resistencia, pero definida por la vía rápida, con pocos pelotazos. Guerra relámpago después del cemento. Al estilo Pablo Berasaluze, la brillantez en estado puro, cerró con una parada al txoko milimétrica a la vuelta del saque.

La fe de Joanes Bakaikoa

Se desmoronó Zabala cuando se le apagó el brillo y vio cómo se le iba una renta inicial de 1-9. La velocidad de su pelotazo, al principio un bisturí, fue perdiendo incidencia conforme avanzaron los tantos. Bakaikoa, incómodo, que reconoció no “haber disfrutado” cuando cerró el triunfo, se anudó a dar un pelotazo más cuando pintaban bastos, dominado en el debate. El riojano terminó por naufragar en un cierre para olvidar. No fue un gran partido, pero la emoción lo sujeta todo y las remontadas generan aura. 

Le funcionó la chispa a Zabala en la primera decena. Fue un ventarrón. Acertó a cortar cerca de la chapa y a Bakaikoa no le sirvió su pose de pelotari trotón. Atropellado, encajó sin apenas poder entrar en juego. Dos errores del navarro abrieron el duelo que cerraba la primera jornada de la liguilla de cuartos del Grupo A. Una bonita apertura fue el 1-2. Y Javier estilizó el nervio para anotarse una tacada de siete tantos que le abrió de par en par la puerta al triunfo. Desniveló merced a su poderosa y profunda zurda, eléctrica. El 1-9 hirió a Joanes, mas no se dejó intimidar: ni por el marcador, ni por las sensaciones –malas– ni por el destino que podía correr. Eligió ser él mismo en vez de buscar soluciones fuera. Eligió el mono de trabajo. Eligió sacrificarse. Eligió subir el Monte Calvario, cargando con su propia cruz, una distancia enorme que se amplió en el 4-13, un brutal dos paredes de Zabala. Eligió ser hormiguita, un superviviente.

Zabalase hunde

Fue entonces cuando estiró los tantos, muñequeó, cambió el pie al de Aspe. Buscó contradejadas, voleas, las líneas. Un pelotazo más. El abismo se fue empequeñeciendo. Precipicio. Brecha. Grieta. Dos saques favorecieron a Joanes, que se acercó 10-14. Jugando al límite el navarro, Zabalaaprovechó para escaparse 11-16 y cometió una falta. Ya no estaba tan cómodo. Un saque-remate de Bakaikoafue el 13-16.

Se precipitó Joanes y le salió cara: dos ganchos y un saque-remate (13-19). Y el etxarriarra se convirtió en estilete, vieja escuela, delantero de primi. Kamikaze. Zabalasufrió y llegó a estar 17-21, al que llegó con un gancho tras un tanto durísimo, del que el riojano no se repuso. Un gancho abrió la espita de Joanes. En seis pelotazos obró el milagro. Tres saques y una parada. Bakaikoanunca se rinde.