Cuando lo piensas fríamente dices: Gracias Uxua. Me has jodido la carrera, pero me has salvado la vida". Este sincero agradecimiento le ha transmitido esta mañana el expelotari profesional Juan Martínez de Irujo a la cardióloga Uxua Idiazábal, que en 2016 le diagnosticó una patología cardíaca -una miocardiopatía hipertrófica- que le obligó a dejar la pelota tras haber sido una de las grandes figuras de este deporte y haber logrado cinco txapelas en el Campeonato Manomanista, otras cinco en el Mano Parejas y tres en el Campeonato del Cuatro y Medio. Como ha confesado, ha sido "muy duro, pero hay más vida aparte de eso".

Martínez de Irujo ha dado su testimonio en la presentación de los resultados del programa de prevención de la muerte súbita en el deporte, que ha puesto en marcha el Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte. Tras felicitar al centro por una iniciativa que ha considerado "súper importante", Martínez de Irujo ha explicado que "yo entrenaba todos los días al 120%. Consideraba que estaba sano, hasta que hago una consulta con Uxua. Me estaba haciendo una prueba y le pregunté qué, ¿todo bien, no? No me quería contestar y ahí empezó todo un poco; todo el episodio que tuve que pasar de pruebas y más vale que las hice porque si no, hoy aquí no podría estar hablando con vosotros y con vosotras".

"Yo estaba sano, pero cualquier día me podía haber dado un batacazo al corazón y no haberlo contado más"

A pesar de ser deportista profesional, "llevaba ya tiempo sin hacerme estos estudios, porque tampoco se le daba la importancia que se le da ahora", ha señalado Martínez de Irujo, que ha considerado estos exámenes "súper necesarios para todo el mundo que hace deporte. Yo estaba sano, pero mira, cualquier día me podía haber dado un batacazo al corazón y no haberlo contado más".

"Hay más cosas aparte de la pelota"

Preguntado por cómo fue aceptar el diagnóstico, Martínez de Irujo ha recordado que "poco a poco la pelota de no seguir se iba haciendo más grande y cuando se hicieron todas las pruebas que se podían realizar cada vez el diagnóstico estaba más claro y un día, hablando con mi familia, hablando con Uxua, con más cardiólogos... hubo un momento que me dijeron: oye, déjalo, y ahí me derrumbé, me pegué una llorera terrible. Dije qué voy a hacer yo ahora si no sé hacer otra cosa más que jugar a pelota..." pero, como ha destacado hoy, "hay más cosas aparte de la pelota". 

En aquel momento, tenía 35 años, dos hijas, una mujer... En definitiva, "una familia estupenda" con los que "seguir viviendo la vida", como ha apuntado, y así lo está haciendo. "La verdad es que lo asumí súper rápido. Después de estar en el suelo, fui para arriba y dije a otra cosa mariposa". Eso sí, "por supuesto" sigue vinculado con la pelota.

Para ello, ha indicado que "los profesionales sanitarios me dieron las pautas que tenía que seguir, porque el que es deportista lo es toda la vida y nunca puede estar parado". De este modo, no puede jugar a pelota, pero sí puede hacer ejercicio aeróbico: "Salgo a correr, a pasear, en bici, algún día voy al frontón con unos amigos a jugar a pelota pero siempre me vigilo con el pulsómetro para no... Si no tengo que correr, no corro, porque no me quiero pasar con las pulsaciones".

Como ha concluido la cardióloga Uxua Idiazábal, "estuvimos mogollón de meses debatiendo qué hacer, porque a mí me parecía súper difícil y fue una toma de decisiones conjunta que nos llevó muchísimo tiempo". De hecho, ha confesado que a veces piensan "igual no le hubiese pasado nada, pues probablemente, pero si le pasa...".