Bilbao - Eterno estudiante de la pelota, Juan Martínez de Irujo (1981, Ibero), el pelotari que siempre nota incomodidad en el Cuatro y Medio, jugará contra Urrutikoetxea la final, la octava en su carrera.

¿Cómo afronta esta final del Cuatro y Medio?

-Bien, con muchas ganas de jugarla, como en todas las demás. Me encuentro sin ningún problema. Los factores físicos y de manos no van a ser decisivos, a menos que no pase una desgracia de aquí al domingo.

¿Cómo valora su camino por el presente Cuatro y Medio?

-Como el de todos los años. He ido de menos a más. He sido un poco más irregular en la liguilla, pero he hecho cosas buenas, porque he sacado los partidos adelante y jugué una semifinal redonda.

Sobre todo, se ha agarrado a los partidos aun teniendo todo muy crudo.

-Sí. Una vez que pierdes el primer día, estás en el alambre el resto de partidos; pero mientras hay vida, hay esperanza. Intentas dar todo y ganar cómo sea.

Aun incómodo, llega a la final. El nivel competitivo que ha demostrado le ha traído hasta aquí.

-Eso siempre. Esperas llegar al 22. Hay posibilidades de clasificarse y nunca pierdes la esperanza de hacerlo. Mi objetivo era ganar los otros dos encuentros una vez que perdí el primero. Los gané y en semifinales me jugaba a vida o muerte estar en la final.

Ganó 22-6 a Aimar Olaizola en la antesala de la final, ¿le ha subido la moral?

-Más que por ganar, fue por la forma en la que jugué yo. Me salió todo y acerté. Jugué a bote, al aire y saqué mucho. Eso te da moral.

¿Crecido?

-Nunca. Tengo los pies en el suelo, porque el siguiente partido no va a tener nada que ver con la semifinal. Urrutikoetxea me ganó el primer día de la liguilla y ¿por qué no me va a ganar en la final? Juego tiene de sobra.

De hecho, aquel encuentro lo disputaron en el Bizkaia de Bilbao los mismos dos contendientes y el resultado fue favorable a Urrutikoetxea. ¿Sirve de algo ese resultado?

-A mí para lo único que me sirve es para saber que para ganar tengo que jugar perfecto todos los partidos. Sin conceder regalos. Aquel día hice una primera parte buenísima, pero perdí. Urruti, como yo, ha ido de menos a más, a un nivel muy alto. Se le vio en el partido que hizo contra Bengoetxea en el Labrit. Tengo claro que, a cualquier error que cometa, se va a decantar para su lado.

¿Dónde radican los factores que cambian esa primera parte buena a no poder cerrar el duelo?

-Empecé mandando yo ese día y, cuando empiezas de cara y mandando en el peloteo, las cosas son mucho más fáciles. Urrutikoetxea me apretó un poco más y jugué con el brazo encogido para no pasar del Cuatro y Medio. No tiene otra explicación. El miedo no me dejó jugar y le dejé todas las pelotas en el morro. Todos sabemos lo que remata.

¿Una vez han ido pasando los partidos, ese miedo a pasar del Cuatro y Medio ha ido desapareciendo?

-Todavía hay pelotazos a los que no me atrevo a soltarle con todo. Conforme avanza el campeonato, te vas amoldando más a la distancia y te vas encontrando mejor. No te pilla tan de sopetón. Después del verano tan intenso que he tenido, empiezas a entrenar, el primer partido llega enseguida y no estaba hecho a la distancia.

Sí, pero, a pesar de la incomodidad, suma ocho finales en diez ediciones, las tres últimas consecutivas, y tres txapelas.

-Ahí está. Pero esta final la voy a afrontar como si no hubiera ganado ninguna, aunque con la experiencia de haber jugado siete más. Son datos que están ahí, pero estoy centrado en hacerlo bien por el rival que tengo enfrente.

Se encuentra con un adversario también muy serio. No sé si pudo ver el partido contra Oinatz Bengoetxea, pero marca el tipo de pelotari que se va a encontrar, que también ha crecido.

-El cambio de Urruti es que era un pelotari que jugaba a bote y ahora ha dado el paso hacia adelante. Después, el último año, la mejora física que ha tenido ha sido espectacular. El otro día, creo que le ganó a Oinatz por físico. Estuvo más fresco.

Oinatz, siendo un pelotari que imprime mucha velocidad, ganarle por físico...

-Hay que imprimir y hay que aguantar. Mikel está por las nubes físicamente.

¿Cómo ha visto el último año de Urrutikoetxea, en el que ha conseguido ser campeón del Manomanista, que le habrá dado el punto de confianza necesario?

-Seguro que le habrá dado confianza ganar a Aimar, aunque no consiguió clasificarse directamente; pero quedó tercero, pudo jugar la final del mano a mano y salió campeón con todo merecimiento, al ser mejor que Olaizola ese día. Eso te da un plus.

En 2014 ganó la Triple Corona con brillantez, pero con problemas con las manos. ¿Cómo valora este 2015?

-He entrenado igual que siempre, pero en el Parejas tuve una rotura lumbar. En el Manomanista estaba mejor que nunca y me rompí el sóleo. Ahora, he podido entrenar bien y me he metido en la final. Son cosas que nos pasan a todos. Lo que no es normal es lo de 2013 y 2014, jugar las tres finales cada año. No es normal, porque el nivel de competitividad es muy alto y cada vez cuesta más.

Y los deportistas tienen ciclos de juego y físico.

Sí. Además no tenemos vacaciones. Si al deportista en general se le exige siempre, a nosotros un poco más por lo apretado que es el calendario. Tienes un mes malo y se encienden las alarmas por todos lados. Son cosas que tienes asumidas. Tú entrenas para estar al cien por cien todos los días y cuando sale mal, salir de ello. Fíjese en 2014, lo mal que lo pasé con las manos, y lo rentabilicé muy bien con los tres títulos. Hay veces que disfrutas en la cancha y ese año tocó sufrir. Pero no solo dentro, también fuera con las comeduras de cabeza. Pero ahí están los resultados.

Comentaba que hay veces que se encienden las alarmas, ¿cuáles son?

-Esa pregunta se la tendríamos que hacer muchas veces a los medios. Está claro que se exige para ayer en los resultados en el deporte en general. Pero son cosas del deporte.

¿Se llegan a encender esas alarmas personales, entonces?

-Para mí, mientras entrene todos los días y haga lo que tenga que hacer, las preocupaciones son mínimas. El día que deje de cuidarme y de estar con esa intensidad me diré: “Hostia Juan, hay que cambiar algo”.

Es decir, que los resultados son importantes, pero hasta cierto punto, ¿no?

-Al final, tú estás arriba por los resultados. Soy consciente de que si hago las cosas como las tengo que hacer, los resultados pueden llegar.

Ha vivido un verano tremendamente ajetreado, con muchos partidos.

-Ha sido un buen verano por los partidos, porque he disfrutado en la cancha y he obtenido títulos. Comparado con el verano anterior, ha sido una pasada. En 2014 estuve en el dique seco un montón de tiempo. También hay que decir que ha sido un verano más duro de lo normal por la exigencia de los partidos. Han salido choques buenos y muy duros. Aquí todo el mundo quiere ganar, en verano y en invierno. Este año para la afición, para todos los que nos gusta la pelota, ha sido un gran verano por el espectáculo vivido. No por los que he jugado yo, porque viendo de casa lo he pasado bien.

Como la final del Donostiako Hiria, que vivió ante Jokin Altuna.

-Eso fue un partidazo. No es lo mismo que en el Parejas salgan partidos de 600 o 700 pelotazos, que tienes una semana para recuperar, que jugar el viernes y al día siguiente, o a los dos días, otra vez.

Llegó a tener 18 partidos en poco más de un mes.

-Puede ser, sí. Pero bueno, iba con dolores a jugar, con molestias, pero disfruté. No sufres en la cancha y no tienes ninguna lesión grave. El pelotari donde mejor está es en el frontón.

¿Sentía la responsabilidad de que Aspe se apoyara en usted para los festivales de verano?

-Claro que se siente responsabilidad. Muchas veces haces esfuerzos para cumplir con los compromisos de la empresa. Aspe tiene garantías de cumplir los festivales esté yo o no esté. Eso es así. Al final, muchas veces juegas por compromiso.

En cuanto a la venta de festivales de verano, quizás debido a la baja de Titín III y la de Xala, en muchas localidades le quieren a usted.

-Por mí bien, que el siguiente sea parecido a este. Tenemos que jugar todos y hay calidad para dar espectáculo en los festivales conmigo o sin mí. Cuenta el estado de forma en el que estés y el palmarés. Todos queremos jugar un montón de partidos, pero todos no pueden.

¿Y siente presión por eso?

-Aquí no hay nadie imprescindible. Presión no noto, sí responsabilidad. A mí me pagan por jugar a pelota y soy de los que piensa que cuanto mejor le vaya a la empresa, mejor le irá al pelotari. Como en cualquier trabajo. Miro, por supuesto, por mi bien; pero también por el de los demás.

En este tipo de campeonato, en el que llega solo usted de Aspe a semifinales, ¿siente esa responsabilidad?

-Yo creo que llegando a semifinales, que es un partido y con Aimar Olaizola enfrente, máximo favorito a la txapela, si hubiera perdido no hubiera pasado nada. Me alegré un montón y desde Aspe se alegrarían un montón por la final. Eso no es cosa mía. Esa pregunta es para ellos. No me siento mejor o el mejor de Aspe.

Quiero decir que si nota esa presión.

-No. Porque yo hago todo lo que puedo por intentar llegar. Este año Aspe no había metido en ninguna final a un pelotari -Zubieta jugó la final del Parejas, pero cedido a Asegarce-, y a ellos les urge más que a mí. Yo he jugado un montón de finales. Quizás este año necesitaban una cosa así y si gano la txapela, también va para ellos.

Esa dependencia...

-Esto va por rachas. Ha habido épocas en las que Asegarce lo ha ganado todo y otras en las que Aspe lo ha ganado todo. Así es el deporte. Este año solo he llegado a una final, pero creo que hay futuro para los siguientes campeonatos.

¿El futuro asegurado?

-Sí, pero es futuro, no presente. Los pelotaris prometedores de la empresa son jóvenes y esto es un oficio que hay que currárselo, hay que aprender todos los días y no es fácil ganar.

¿Aún aprende cosas a estas alturas de la película?

-Siempre. Igual jugando a pelota he aprendido más de los 30 en adelante que antes. En cómo hacer las cosas. Parece que está todo inventado, pero a la hora de aprender y enseñar está la cosa en el aire.

Quizás no hemos visto al Irujo tan brillante, pero sí al que sabe competir y leer los partidos, desde la última época de verano hasta ahora.

-En este campeonato, quitando la semifinal que la bordé, he estado contra las cuerdas todos los días. Contra Xala y contra Retegi el saber estar me ha hecho sacar las cosas hacia adelante. Este verano he hecho grandes partidos, he jugado bien y aparte he llegado muy cansado. He dado un paso atrás para dar otro adelante.

¿Realmente lo ha visto crudo?

-Siempre que salgo a la cancha lo veo crudo. Sí que tengo confianza en mí mismo que si lo hago bien puedo ganar, pero el que está delante también juega muchísimo. Aquí nadie pasa los campeonatos sin despeinarse.