Recuperado de los problemas estomacales que le obligaron a abandonar su participación en The Players hace dos semanas, Jon Rahm, que lidera la FedEx Cup tras llevarse tres trofeos este año, afronta desde hoy miércoles una cita especial en su calendario y en el de todo el golf. Esta semana se disputa el WGC Match-Play en el campo texano de Austin Country Club y será la última vez ya que los conocidos como Campeonatos del Mundo, las citas que reunían a golfistas de todos los circuitos principales, han desaparecido. Queda este evento del emocionante formato de eliminación como último reducto, pero el PGA Tour ya ha anunciado que también va a salir del calendario. Es difícil encajar este tipo de torneos en las semanas previas al Masters y como producto televisivo tiene sus detractores ya que puede hacerse monótono a medida que van pasando rondas. Pero a muchos jugadores les gusta el morbo del duelo directo y quizás solo habría que encontrar una fórmula que contentara a todas las partes.

Tiger Woods ganó tres veces bajo este formato que se celebra desde 1999 y también Seve Ballesteros fue un maestro en el arte del cara a cara en el antiguo Mundial, que se jugaba por invitación en Wentworth y tambien lo ganaron Jack Nicklaus, Gary Player o Arnold Palmer. El hecho de que cuenten los hoyos ganados y no los golpes da un aliciente especial al WGC Match-Play, al que acuden la mayoría de los mejores del mundo, comenzando por Scottie Scheffler, el número 1 que, además, defiende el título logrado el año pasado en un campo que conoce muy bien ya que lo jugó muchas veces en su etapa universitaria con los Longhorns de Texas cuyo campus está en Austin. Rahm no puede desbancar esta semana al reciente ganador de The Players, pero quiere al menos cargarse de confianza de cara al Masters que se celebrará en plena Semana Santa.

El barrikoztarra, que es uno de los protagonistas del videojuego PGA Tour 2K23, tiene un grupo complicado para tratar de pasar a los partidos de eliminación ante tres estadounidenses. Iniciará hoy su participación ante Rickie Fowler, el jugador con el que más veces ha compartido partido desde que está en el PGA Tour. El californiano, que regresa a Austin seis años después, va recuperando su juego tras un largo bache y no será fácil derrotarle si está atinado en los greenes. Su objetivo, además, es colarse en el Masters en la última oportunidad.

Una vez finalista

Mañana jueves, Rahm se medirá a Keith Mitchell, otro golfista que ha brillado en recientes torneos. Y cerrará ante Billy Horschel, que en este formato siempre es un hueso duro de roer ya que fue campeón en 2021 cuando venció, precisamente, a Scheffler. Rahm fue subcampeón en 2017 ante Dustin Johnson en su debut en el torneo, cuartofinalista en 2021 tras caer ante Scheffler y octavofinalista el año pasado ante Brooks Koepka en un torneo imprevisible que da opciones a los 64 jugadores que compiten y en el que los rankings carecen de importancia.

Para ganar el WGC-Match Play hay que superar a siete rivales de distintas características y los jugadores lo afrontan con un afilado espíritu competitivo porque tienen poco que perder. De hecho, en las últimas ediciones la mayoría de los principales favoritos cayeron en la fase de grupos. Si Jon Rahm avanza se cruzaría con el ganador del grupo que forman Cameron Young, Davis Thompson, Sepp Straka y Corey Conners. Al margen de Scheffler y Rahm, nombres como Jason Day, dos veces ganador, Rory McIlroy, una vez y que va por el lado de Rahm, Max Homa o Tyrrel Hatton figuran en los pronósticos para poner broche a un torneo que quizás muchos echarán de menos. Solo Justin Thomas y Justin Rose, entre los que tenían derecho a jugar, han renunciado a estar en Austin. También faltan todos los que se han pasado al LIV Golf, entre ellos antiguos ganadores como Bubba Watson, Dustin Johnson, Ian Poulter o Henrik Stenson.