Bilbao. El bilbaino barrio de Rekalde se despertaba ayer con la rareza de la curiosa aparición de una culebra autóctona de 1,3 metros de largo y 280 gramos en peligro de extinción. Como representación diabólica, Efrén Vázquez, reconocido supersticioso -evita, por ejemplo, sentarse en todas las butacas con número 13, casuística que se da repetidas veces en su ajetreada vida recorriendo el mundo-, podría haber achacado todos sus males a este extraño y caprichoso suceso que llega, para más inri, en las fiestas del distrito número 7 -que coincide con su dorsal como piloto- de Bilbao, en el que ha crecido soñando a ser profesional de las motos. Podía pensar Efrentxu que se trataba de un anticipo del que viene desarrollándose como el fin de semana más desastroso de la temporada, el que coincide con la séptima prueba del Mundial de Moto3, el Gran Premio de Holanda.

Lo es porque de cuatro entrenamientos celebrados, el integrante del equipo LaGlisse solo ha podido completar dos y uno de ellos, la tanda de calificación para la formación de la parrilla de salida, a duras penas. El jueves, en la sesión inaugural (FP1), firmó la quinta posición, su cima en Assen'12 a expensas de la carrera antes de emprender el descenso hasta las catacumbas del infierno. En la segunda tanda del jueves Efrén sufrió una rotura de motor que ha traído cola.

El viernes, inmerso en la FP3, con el motor mal ensamblado, con una junta de una tapa pellizcada, el propulsor comenzó a sufrir pérdidas de aceite. "Ahí ya libramos una fuerte caída", atestiguaba. El nuevo montaje impidió rodar en condiciones en dicha tercera etapa. De modo que el trabajo de puesta a punto quedaba encomendado a la calificación. En ella, sin referencias, sin kilómetros, Efrén ambicionó más de lo que la realidad ofertaba. Presentando la impropia 21ª plaza, el de Rekalde, con el gancho de la necesidad al cuello, se fue al suelo como paradigma de la catarata de contratiempos. El desencadenante de la ruinosidad. "Hemos querido arreglar en un entreno lo de tres; en una categoría como esta no hay milagros, no teníamos ni puesta a punto ni ritmo", lamento. "He querido ir más allá de lo que podía", sentenciaba autocrítico.

Lo único que le ha permitido a Efrén este fin de semana, hasta el momento, es pasear su pundonor, su voluntad, rescatable si se apela al pragmatismo. Porque verle recomponerse después de una caída que le produjo "lagunas" en la memoria fue elogiable. Corrió más de 300 metros enfundado en su mono para llegar al garaje y poder regresar a pista para encontrar un registro óptimo pensando en la carrera. Sin casar sus ideas, fresco el revolcón, solo pudo volver a subirse a su remozada Honda. Lo segundo no llegó. Así, el de Rekalde largará desde la 24ª pintura de la parrilla, mirando con telescopio al poleman Cortese -el líder Viñales partirá sexto, con 105 puntos ante los 103 de Sandro-.

"Llegamos a la salida", afirmaba enfrascado en un consuelo banal, vacío de contenido, pero que quizá se sostenga en el realismo visto lo visto. Aunque sabe que no es su lugar. "A ver la carrera", añadía, como aguardando lo inesperable. Al fin y al cabo, ha comprobado en sus carnes que las cosas siempre pueden ir a peor. "El objetivo es entrar en los puntos", soltaba con prudencia, pero resignado: "y entrar entre los diez primeros sería genial". Lo es ahora, no antes de viajar a Holanda, donde el podio se contemplaba como "inminente". Hasta que la culebra se paseó por Rekalde para aguar la fiesta.

stoner manda En MotoGP, Casey Stoner quiso frenar la euforia de Jorge Lorenzo y, cuestionado por sus artes prejubilatorias, se decidió a esmerarse por copar la tabla, desplazando a Dani Pedrosa a la segunda posición. Giorgio zarpará tercero en su empresa de defensa de su condición de líder (140 puntos por 115 del australiano). Las Honda oficiales mandaron por tercera vez en el curso. En Moto2, Márquez encontró la reacción al ímpetu de Espargaró. Ambos encabezaron los tiempos ante Iannone. SuperMárquez ostenta 102 puntos por los 96 de Polyccio y Luthi.