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El trono aún es azulgrana

El Barcelona apela al carácter y revalida el título ante un Real Madrid algo tierno

El trono aún es azulgranaFoto: efe

BARCELONA REGAL: Huertas (4), Navarro (6), Mickeal (17), Lorbek (10), Vázquez (16) -cinco inicial- Ingles (8), Wallace (5), Sada (5), Eidson (2) y Ndong (0).

REAL MADRID: Llull (12), Carroll (16), Suárez (2), Mirotic (10), Tomic (2) -cinco inicial- Reyes (6), Pocius (0), Singler (12), Velickovic (1), Rodríguez (6) y Begic (2).

Parciales: 16-12, 39-34 (descanso), 56-47 y 73-69.

Árbitros: Arteaga, Hierrezuelo y García Ortiz. Eliminaron a Vázquez y Llull.

Incidencias: 7.691 espectadores en el Palau Blaugrana.

bilbao. Quienes auguraron un cambio de ciclo en el baloncesto de la Liga Endesa tendrán que esperar. El Barcelona Regal sacó lo mejor de sí cuando peor lo tenía y retuvo su título, el decimocuarto en la era ACB, con un par de demostraciones de carácter. Quienes alabaron la propuesta del Real Madrid durante toda la temporada pueden seguir haciéndolo, pese al resultado. Pueden acordarse de aquel triple de Marcelinho que cerró el primer partido, pero a la hora de la verdad a los madridistas les faltó ese plus de determinación con el que solo cuentan los campeones.

El quinto partido hizo honor a todo el play-off y a toda la serie que con su alto nivel de juego y sus polémicas ha elevado la atención por el baloncesto a cotas desconocidas en los últimos años. El Barcelona y el Real Madrid no se guardaron nada en sus pizarras, como era natural, y desplegaron todos sus argumentos en busca de aquellos detalles que desequilibraran la balanza. El primer cuarto fue de tanteo, pero a partir de ahí el encuentro se jugó a tirones que reflejaba la tensión que vivían los jugadores.

Los azulgranas tomaron la primera renta importante con un parcial de 8-0 al inicio del segundo cuarto (24-16). Ingles había dado unos buenos minutos para compensar las dos faltas de Navarro en el primer minuto y medio que le sacaron de la cancha. El Real Madrid reaccionó de inmediato y con un parcial de 2-14 se puso por delante con triples consecutivos de Singler y Carroll (26-30). Fue la última vez.

Los dos equipos mostraban defensas alternativas que generaban confusión y colapsos ofensivos. Se necesitaban voluntarios para mirar de cara al partido y apareció Fran Vázquez, oscurecido en los cuatro duelos anteriores. El gallego anotó ocho puntos consecutivos justo antes del descanso, aunque su verdadera aportación fue en el dominio de las dos zonas. Con ello empezó a crecer el Barcelona que se hizo dueño de los rebotes e obligó a los madridistas a jugar ataques posicionales más veces de lo que les gusta.

El choque estaba abierto, pero el conjunto de Xavi Pascual parecía avanzar con un punto más de intensidad. Vázquez, que tocaba cada balón por encima del aro, contrastaba con Tomic y, luego, Begic, dos tipos de más de 2,15 que juegan como si midieran dos metros. El Real Madrid penaba sus pésimos porcentajes en tiros cercanos y los azulgranas amenazaron con escaparse otra vez (43-34) justo a la vuelta de vestuarios. Los de Pablo Laso, en los únicos minutos en que se sintieron liberados, respondieron con un 0-8 que elevó al máximo la emoción.

mickeal emerge En ese escenario emergió Pete Mickeal para devolver la iniciativa a los suyos (56-47). Por cierto, desde la tangana del tercer partido, no ha habido ni rastro de Carlos Suárez, sí del alero de Rock Island. Esa renta del Barcelona se antojaba ya un buen botín, pese a que Llull trató de darle la vuelta. Mano a mano con el MVP Lorbek, se entró en tres minutos sin ningún punto que rompió el esloveno con su tercera canasta seguida (62-56).

Quedaban tres minutos y el Real Madrid viajaba en busca de un milagro. Un triple de Carroll tras tres rebotes ofensivos seguidos de Reyes prolongaron la esperanza antes de que Mickeal pusiera un rejón de muerte a 47 segundos del final. El Barcelona no falló en el carrusel de tiros libres para protegerse de dos triples desesperados de Carroll y rescató el trofeo liguero que el pasado lunes parecía muy lejos de su alcance.

Probablemente, habrá habido un Barcelona mejor, pero ha sabido encontrar planes alternativos para difuminar la superioridad de su rival que le puso contra las cuerdas. Seguramente, ha sido un Real Madrid brillante, atractivo, aunque carente del cuajo de un campeón. Su momento aún no ha llegado, pero lo hará si nadie se vuelve loco. El trono aún es azulgrana.