bilbao. O alguien se moviliza, o esto se acaba, vinieron a advertir el pasado viernes desde Organizaciones Ciclistas Euskadi. Hablaban de la Vuelta al País Vasco, del riesgo inminente de desaparición porque faltaban 150.000 euros que había dejado de aportar el Gobierno vasco para completar el presupuesto de la prueba más prestigiosa de cuantas se disputan en Euskal Herria. Tras una semana agónica, la llamada de auxilio de los organizadores ha desencadenado una movilización que ha salvado la carrera.
De momento, es seguro que la Vuelta al País Vasco se celebrará y lo hará en las fechas señaladas y de la manera prevista, sin mutilaciones ni alteraciones que la desvirtúen. Arrancará el 2 de abril en Güeñes y finalizará el 7 de abril con una crono en Oñati tras regresar y subir dos veces al alto de Ibardin, un deseo de Jaime Ugarte, presidente de la organización, en su última edición al mando. El rescate de la Vuelta al País Vasco se hace extensible a la Clásica de Donostia, que se correrá el 14 de agosto, después de los Juegos Olímpicos.
La procedencia del rescate no ha trascendido aún, pero es seguro que llegará y que el salvador no será el Gobierno vasco, que ya había anunciado su postura inamovible de no aportar ni uno más de los 200.000 euros que se recogen en los Presupuestos Generales. Esa cantidad de dinero suponía el 60% del Gran Premio de la prueba que Lakua había asumido íntegro durante los tres últimos años en virtud de un convenio que databa de 2009 y había sido sellado por el anterior Ejecutivo vasco para asegurar la subsistencia de la carrera. Para el cuarto ejercicio el acuerdo se refería a una ampliación "opcional", una cuestión que desde Gasteiz se interpretó al pie de la letra. Se eligió no asumirlo al amparo de la delicada situación económica que atravesaba Política Lingüística, la Viceconsejería que se hacía cargo de la inversión. La decisión fue comunicada a los organizadores el 30 de mayo de 2011, en una reunión en la que el Gobierno vasco se comprometió a buscar un patrocinador que le sustituyese. Ese compromiso lo entendió el grupo de Jaime Ugarte como algo tan sólido como un acuerdo firmado. Cuando Patxi Mutiloa, director de Deportes del Gobierno vasco, les anunció el pasado miércoles que se limitaría a aportar los 200.000 euros presupuestados y se desentendía de los 150.000 restantes porque entendía que no eran de su competencia, los organizadores estallaron y emitieron el SOS que alertaba del peligro de desaparición de la carrera salvo que alguien se movilizara.
La reacción ha llegado de diferentes puntos. La más romántica es la de la propia afición ciclista, la primera en tirar del carro con una iniciativa popular en la que se pedía un euro de aportación a ingresar en una cuenta de Kutxabank aún activa -2101 0072 76 0012986386-.
El entramado empresarial vasco también se ha agitado y ha mostrado una implicación que, de todas maneras, aún no se ha materializado por tratarse de un operación compleja y delicada.
El miércoles se manifestó, al fin, la UCI, uno de los actores de la trama, pues ambas carreras, también la Volta a Catalunya que se encuentra en equilibrio, forman parte del World Tour, su selecta liga elitista. McQuaid anunció que estudiaba una posible intervención a través de un fondo reservado para situaciones de emergencia como esta y que ya sirvió para salvar el Gran Premio de Plouay en 2010 y en 2011.
Hoy, reunión Pero el impulso definitivo al rescate llega de las diputaciones. Una reunión sobre la crisis de los residuos entre la Diputación de Gipuzkoa y la de Bizkaia allana hoy el camino para que ambas instituciones traten los detalles de la operación de salvamento de la Vuela al País Vasco, un hecho, aunque hace falta darle forma. Ayer en Donostia, Ikerne Badiola, directora de Deportes de la Diputación guipuzcoana, insistió en que le corresponde "al Gobierno vasco" salvar la carrera, aunque ante la inverosimilitud de esa posibilidad por la postura inamovible del Ejecutivo de Gasteiz, anunció la disposición "de salvar entre todos estas dos pruebas". Badiola aseguró que ya había hablado de esa posibilidad tanto con la Diputación de Araba como con la de Bizkaia, aunque fuentes consultadas por DEIA confirman que no todos están al corriente de una propuesta firme para atender la llamada de los organizadores de la Vuelta al País Vasco, cuyo rescate es ineludible y mezcla del movimiento popular, la implicación privada, el fondo de rescate de la UCI y la acción que determinen hoy las diputaciones de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa.