ERMUA. Allá en la tierra seca y duradel verano que se estiró hasta queclaudicó octubre como en el lodazalinvernal de la húmeda, fría y ventosamañana de ayer en Ermua, imperala voluntad de Egoitz Murgoitio,cuya fortaleza cincelada en unaminuciosa e inteligente puesta a puntoen el norte de Europa no entiendede paisajes.No se encogió el músculodel vizcaino bajo la incesante lluviay su estallido fue tan estruendosoy eficaz como en Karrantza y enMuskiz. Cambió el escenario, del polvoal barro, pero el resultado fue elmismo: no hay nadie a la altura deMurgoitio en el arranque de la temporadavasca de ciclocross.
Con Ruiz de Larrinaga encamadoesta semana y, por tanto, ausenteayer en Ermua, emerge como opositormás consistente Aitor Hernández.El ermuarra del Orbea estrenóel palmarés el sábado en Colindrés yquiso, reforzada la autoestima, sostenerla mirada a Murgoitio en elarranque de la prueba. Se le enturbióla vista a Aitor al poco de partir,tras un pinchazo que parcheó en uncambio rápido de bicicleta con el quevolvió a llegar a la cabeza despobladade la carrera. Se reunió allí, trasel breve calentón, con Murgoitio, elbiker Iñaki Lejarreta y el sorprendentesub’23 David Hidalgo. RemontóAitor Hernández a tiempo paraasistir al primer hachazo de Egoitz,que abrió hueco hasta que un pinchazodetuvo su galopada.
El incidente solo retrasó el monólogodel vizcaino, que se rehizo sininquietud y regresó al primer planocon dos poderosas zancadas para reanudarlo iniciado.Unnuevo acelerónen la segunda vuelta le dejó solo.Estavez, nada le detuvo, pese a la voluntariosaresistencia de Hernández,máscorazón que piernas.Estas estabancargadas del plomo triunfal dela víspera. Pesaban.
Mientras,Murgoitio volaba ensoledadcon una distancia de seguridadsuficiente como para caer en la tentaciónde la relajación. No ocurrióporque a la fortaleza de sus piernasse unió la solidez mental. No semeció en su superioridad y continúoexprimiéndose. “Estas carreras”,explicó luego como si fuese una doctrina,“son para luchar por ganar,pero también para preparar objetivosgrandes que aún están por llegar”.
Por eso, a la nítida victoria, 1:13de ventaja sobre Aitor Hernández y1:52 con respecto a Lejarreta, le siguió una enérgica protesta al cruzarla meta. Se quejaba el vizcaino deque la prueba había sido insultantementecorta. Poco más de 45 minutossobre la hora planeada. “Creo quehaciendo esto os equivocáis”, recriminóa los jueces. “Hacer tan cortala prueba nos perjudica a los que despuéscompetimos en el extranjero encarreras que pasan de largo la horade esfuerzo”.