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Marta estrena al Kukullaga

Un penalti transformado por la vizcaina da la primera victoria al Etxebarri

Marta estrena al KukullagaFoto: juan lazkano

KUKULLAGA ETXEBARRI: María (5), Goretti, Patri, Marta (4), Silvia (3), Sandra (7), Enara (7), Ainhoa (1), Mujika (1) y Leire.

CASTRO-URDIALES: Andrea (2), Tania (7), Jessica (5), Tiddara (1), María, Patricia (6), María Gómez, Aitziber (4), Elorza (2) y Cadens.

Parciales: 4-3, 5-6, 6-7, 9-7, 10-8, 13-11 (descanso); 15-15, 18-17, 20-20, 23-22, 25-24 y 28-27.

Árbitros: Antonio Merino y Francisco Javier Moyano excluyeron a las locales María (2), Castañeda, Sandra y Mujika; y a Patricia (2), María Gómez y Elorza (2).

bilbao. A falta de medio minuto, el marcador reflejaba lo que había sido el partido. Empate, igualdad constante. Un duelo intenso de constantes ataques, nervios y precipitaciones. Pero el balón era para el Kukullaga Etxebarri que, alzado en volandas por su leal afición, buscó y rebuscó su primera victoria de la temporada ante el Castro-Urdiales. Posesión para las vizcainas y menos de treinta segundos para definir en un solo tanto el esfuerzo de más de una temporada. El cronómetro comienza a descontar segundos busca con rabia la portería contraria, pero no la encuentra. De repente, alguien cae al parqué en un golpe brusco y el árbitro no lo duda, penalti a favor de las chicas de Lydia Montes.

Siete metros separaban los dos puntos de la decepción. Una distancia unida por un gol que supondría los dos primeros puntos en División de Honor, una inyección de moral para unas jugadoras mermadas ante cinco derrotas consecutivas. Y el balón en manos de Marta. El clamor de los seguidores naranjas dio paso a un silencio absoluto, nervioso, pero la jugadora no dudó un segundo. Decidida, se dirigió hacia la marca en el suelo, sonrío a la portera cántabra y soltó un latigazo que terminó en el fondo de la portería visitante. Gol.

Etxebarri estalló en un grito de rabia contenida. El Kukullaga sufrió como siempre pero esta vez la historia tuvo un final mejor. Los dos puntos por fin se quedaban en casa.