Héroe por accidente
Webber aprovecha la supremacía de su coche y la sanción de Vettel para volver al liderato del Mundial
BILBAO. "Lo de hoy fue en cierta forma un regalo, pero lo voy a aceptar porque no he tenido muchos esta temporada". Mark Webber conquistó ayer en Hungaroring su cuarto triunfo del curso, deleitó al público con su característico saltó en el podio y logró los puntos necesarios para ascender a lo más alto de la clasificación del Mundial a siete pruebas del final. No lo dijo en público, pero seguro que en su interior volvió a sonar aquella frase pronunciada por él mismo cuando venció en Silverstone hace dos carreras: "No está mal para ser el segundo piloto, ¿no?". Tenía razones de sobra el australiano para sacar a colación la falta de regalos que ha tenido esta campaña por parte de su escudería, Red Bull, otrora adalid de buenrollismo en el ultracompetitivo mundo de la Fórmula 1 y que en el presente curso ha tenido que lidiar con las posibilidades de título de sus dos pilotos. Webber considera que el equipo que lidera Christian Horner ha tomado partido en favor de su compañero Sebastian Vettel. Cree el aussie que episodios como el de Turquía, donde desde boxes no pudieron (o no quisieron) frenar el ímpetu del alemán antes de que éste chocara con él en un suicida intento de adelantamiento impidiéndole ganar, o el de Inglaterra, donde fue desprovisto de su novedoso alerón delantero para sustituir el que había quedado inservible en el monoplaza de Vettel, respaldan su teoría. Webber, perro viejo en esto de las carreras, era consciente de que ayer fue un héroe por accidente, un ganador fruto de las circunstancias, pero también sabe que a falta de ayudas tendrá que ser él el que se saque las castañas del fuego. Y los puntos y las victorias no entienden de formas, sino que simplemente se limitan a valorar el fondo.
Por una vez, las casualidades favorecieron ayer a Webber en otra carrera en la que Red Bull no supo sacar pleno provecho a la superioridad de sus monoplazas (en varios momentos de la prueba fueron un segundo por vuelta más rápidos que el Ferrari de Fernando Alonso) y a su tiranía en la calificación. Con Vettel saliendo desde la pole escoltado por el australiano, el asturiano protagonizó otra gran salida para colocarse segundo. La prueba transcurrió tranquila hasta que el safety car ingresó en pista en la vuelta 15 para que los operarios pudieran retirar de pista los restos del alerón de Vitantonio Liuzzi. Sabedor de su superioridad, Red Bull mantuvo en pista a Webber mientras que el resto de pilotos aprovechó para entrar a boxes y cambiar neumáticos en unos segundos repletos de nerviosismo (Kubica chocó con Sutil tras poner gomas nuevas y una rueda mal ajustada de Rosberg salió volando, impactando en un mecánico de Williams).
Tras volver todos los coches a pista, Webber comandaba la carrera, con Vettel segundo y Alonso tercero. La estrategia de Horner era perfecta para lograr un doblete encabezado por el alemán, pero los comisarios decidieron sancionar a Seb con un drive through al considerar que había ralentizado demasiado su ritmo con el safety en pista, dejando más de diez coches entre su monoplaza y el de su compañero (el alemán señaló al término de la prueba que tuvo problemas con la radio y que desconocía que el coche de seguridad se iba a retirar en ese giro). Una vez retirado Hamilton, con problemas en el cambio, y con Button rezagado, Webber no tuvo problemas para lograr el colchón suficiente para realizar su entrada a boxes y retornar a carrera primero, mientras que Alonso frenó las acometidas de Vettel para lograr un valiosísimo segundo puesto.
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