El pasado lunes muchos lectores trataban de localizar en sus tabloides de cabecera las fotos representativas de los eventos celebrados la víspera. Algunos albergaban la esperanza de localizarse en la secuencia gráfica del festejo popular del Alderdi Eguna. Otros, simplemente ojeaban el periódico como curiosidad para satisfacer su duda respecto a la magnitud del acontecimiento. “Buscarse” entre la multitud es una forma de vanidad que los seres humanos tenemos y que los medios de comunicación suelen, legítimamente, utilizar en secciones con poco atractivo informativo como las crónicas de negritas de acontecimientos, colección de imágenes en carreras populares, subidas al monte, congresos, etc.
Tras actos de gran participación popular, como el que el pasado domingo el PNV protagonizó en Foronda, la búsqueda de las instantáneas suele ser habitual entre los parroquianos que aún no han despejado las agujetas de campa. Y, dependiendo de la empresa editora o del medio consultado, el escaparate se presenta más o menos amplio. Lo que algunos no esperaban era que, en lugar de encontrar una estampa festiva en las páginas de determinado rotativo, sus editores colaran la reproducción de un tique a modo de factura de una consumición txosnera. El “elaborador” de la noticia, intrépido investigador y reputado analista, a lo mejor pensaba que con aquel recibo había encontrado petróleo. Pero ni petróleo, ni escándalo ni nada de nada. Una factura perfectamente legal sin más atractivo que el precio de una consumición. Esperemos que en las próximas celebraciones festivas, los “organismos populares” que copan recinto de ocio y el protagonismo organizativo de la jarana tomen nota y ajusten también su contabilidad opaca a la “aburrida” legalidad fiscal.
Pero si de fotos hablamos, mi mirada se ha quedado atraída por la instantánea que varios diarios publicaban en relación a un acto organizado por Sortu en la localidad de Azpeitia para conmemorar los fusilamientos de Txiki y Otaegi. Hasta ahora, la organización heredera de aquel MLNV de KAS solía “celebrar” el “gudari eguna” con movilizaciones en las calles de Euskadi que, por lo general, solían acabar con algaradas y perturbación del orden público.
Afortunadamente, tal dinámica parece superada y los teóricos de la “borroka” ahora se citan en la penumbra de un cine para, puño en alto, reverdecer su historial revolucionario. En Azpeitia la foto no fue luminosa. Más bien al contrario. En ella no aparecían los “modernos” prototipos que la Izquierda Abertzale exhibe en los mítines de EH Bildu. Ni las americanas “casual” o los vestidos coloridos de sus militantes recién maquilladas. El encuadre del momento era distinto. Porque los protagonistas también lo eran. La imagen captada por las cámaras era como de otro tiempo. Como cuando los militantes de EPPK salían en Durango para respaldar “el proceso” que condujo al abandono de la “lucha armada”.
Aquellos protagonistas también estaban en el retrato del pasado día. Bastaba centrarse un poco en los personajes de la perspectiva para identificar fácilmente a un puñado de militantes de los “de toda la vida”. El retrato parecía sacado de un álbum del pasado. Pero no, a pesar del color sepia del contacto, el daguerrotipo era actual. El mensaje a transmitir en este caso fue el de siempre: que el camino emprendido era el acertado y que , en su caso había que “activar al Pueblo para conseguir la independencia y el socialismo”. Para acabar con el “capitalismo” y hacer frente al “fascismo”.
Que no se nos olvide: Sortu es la organización cabecera de Bildu. Aunque siempre aparezca en un segundo plano. Fuera del foco. Persistentemente en la penumbra. Pero siempre activa y presente. Bildu es, como si dijéramos, su división electoral. La cara “amable” que dirige Arnaldo Otegi -el “comercial” de la franquicia- el político más veterano de cuantos hoy encabezan las formaciones vascas. Su vocación es la de permanecer en el puesto. Así lo ha expresado al anunciar el próximo desarrollo de su proceso interno congresual que se celebrará el próximo mes de febrero en Iruñea. Otegi será reelegido coordinador general en un cónclave en el que no se esperan grandes novedades y en el que el protagonismo de su dirigente-guía eclipsará el fugaz protagonismo de “nuevos valores” como el de Pello Otxandiano, que la Izquierda Abertzale hizo emerger en su estrategia cosmética de aggiornamento. Curiosidad malsana: ¿Quién ha propuesto a Otegi para ser reelegido? Y, si se da por hecho que vuelva a ser respaldado, ¿para qué un congreso?
Otros que celebrarán su congreso en febrero serán los socialistas vascos. El PSOE español desarrollará sus asambleas territoriales una vez que se haya producido el cónclave estatal (diciembre 24) en el que Pedro Sánchez confía en barrer del mapa todo resquicio de disidencia -Page en Castilla-La Mancha y Lamban en Aragón- transformando su organización en un “remanso” de adhesiones próximo al cesarismo.
En Euskadi, Eneko Andueza no parece tener alternativa y confía repetir como Secretario General con el apoyo del “aparato” representado por Miguel Ángel Morales, quien se ha convertido en el factótum del partido. Andueza se siente cada vez más cómodo en su papel de líder de los socialistas vascos y aprovechará el trance congresual para rodearse de un equipo sin tantas vinculaciones con la “tradición” histórica vizcaína. El de Eibar está seguro de que su locuacidad crítica para con el PNV, pese a haber pactado con los nacionalistas en municipios, territorios y en el Gobierno vasco, le renta apoyos internos. Esa supuesta actitud de firmeza y de resistencia ante las “tentaciones dominantes” del PNV puede que alegre los oídos de una parte de su base militante, necesitada de encontrar en sus dirigentes un perfil propio que los diferencie en el mapa político vasco. Sin embargo, su acentuación en determinados momentos puede resultar peligrosa para la estabilidad en sus relaciones con su socio nacionalista. Ser doctor Jekyll y señor Hyde al mismo tiempo no es aconsejable para conservar una fructífera relación asociativa.
El PNV entiende la crítica del adversario. Y la respeta. Pero no va a admitir descalificaciones continuadas a su gestión o a su estrategia política, máxime cuando, en materias como la actualización del autogobierno existe un acuerdo suscrito con el presidente español, Pedro Sánchez, cuyo cumplimiento vincula a todo el partido socialista. Tampoco va a asumir desmarques programáticos en planteamientos ya pactados en los sucesivos planes de gobierno rubricados con el PNV. Y mucho menos va a tolerar que se cuestione la cohesión interna del partido jeltzale con frívolos argumentos que evidencian, cuando menos, una falta de respeto a su organización.
Recordar en este sentido que Andueza, en entrevista radiofónica, señaló que el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, “ha recuperado el debate del nuevo estatus como cortina de humo para tapar el ruido interno que pueda tener en su proceso” . “Yo -sentenció- en casa tengo las cosas ordenadas”.
Desconozco a qué “ruido” se refería Andueza, porque el proceso de regeneración asambleario iniciado en el PNV transita sin mayor novedad y siguiendo los principios procedimentales y de democracia interna establecidos en su marco reglamentario. Pero su mención como excusa por parte de Andueza resulta una impertinencia reprobable.
Como ya había anunciado previamente, el PNV celebrará su Asamblea General la última semana del mes de marzo del próximo año. Seis meses de debate y de toma de decisiones que implicarán un refresco en sus planteamientos ideológicos, programáticos y organizativos. E, igualmente, una renovación en la nómina dirigente que incluirá, en un primer episodio, la elección de los nuevos consejos territoriales -a partir del día 17 del presente mes comenzará el plazo para la presentación de candidaturas en las organizaciones municipales-, y de la representación de la Asamblea Nacional . Dicho procedimiento, con celebración de asambleas a doble vuelta, culminará a finales de noviembre si bien la elección de los burukides (8) del Euzkadi Buru Batzar y de su presidencia no comenzará hasta el 20 de enero y concluirá el 30 de marzo en el marco de la novena Asamblea General.
Seis meses de intenso ajetreo interno. Con la elaboración, debate y aprobación de cinco documentos programáticos. Tiempo para el contraste, para la actividad y, también, para los cambios. El PNV se ha comprometido a actualizar su foto. Una imagen renovada. Sin Photoshop, filtros ni retoques de inteligencia artificial.