LO oyeron el pasado sábado las decenas de miles de personas que seguían la retransmisión en directo de la etapa de la Vuelta que se corría entre la localidad francesa de Sauveterre-de-Béarn y el puerto de Belagua, en Nafarroa: “…Zuberoa, una de las tres provincias con influencia española aquí en Francia...”. No era un becario el que hablaba. Se trataba de Carlos de Andrés, desde hace más de 20 años comentarista habitual de las grandes citas ciclistas para Televisión Española. Un periodista veterano que se prepara las retransmisiones, enriqueciendo sus crónicas deportivas con datos y curiosidades de índole geográfico o cultural sobre los lugares por los que pasa la carrera. De hecho, en la retransmisión del domingo de la etapa entre Iruñea y Lekunberri percibí en él hasta cierta sensibilidad lingüística poco habitual entre los profesionales de su cadena, aunque sudara tinta para pronunciar correctamente Etxarri-Aranatz, Oderitz o Irurtzun. No casa bien en boca de una persona de esas características una chorrada tan monumental como la de considerar a Zuberoa como una zona con “influencia española”. Porque no tengo ninguna duda de que De Andrés, o quien le preparó el guión, sabía perfectamente de qué hablaba y a qué se refería. Y sabe que es su carácter vasco lo que emparienta a los zuberotarras con la gente de este lado de la muga, no una “españolidad” nunca percibida hasta ahora por nadie. Lo podía haber dicho con absoluto respeto al status quo estatal: “…Zuberoa, zona estrechamente vinculada a las comunidades españolas de Euskadi y Nafarroa por ser una de las tres provincias vascas de Francia”. Pero qué va. ¿Empanada mental e ideológica del sujeto o miedo a alborotar algún gallinero? A saber. Hay realidades absolutamente obvias que parecen seguir siendo tabú en los grandes medios estatales. l
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