UNA de las cosas que aprendí cuando se discutían los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso fue que a la hora de hacer enmiendas teníamos que redactar, junto a la enmienda presentada, cuatro líneas diciendo de qué partida se detraía la cantidad. Nosotros las sacábamos del Ministerio de Defensa y de la Casa Real. Era fácil. Les dejábamos sin fragatas, portaviones y maniobras militares y al rey sin capacidad de organizar cacerías de osos. La diferencia presupuestaria en Euzkadi es que no tenemos ejército ni un rey en el castillo de Butrón por lo que para la izquierda abertzale redactar enmiendas al presupuestos supone hacerlas contra el progreso del país; fundamentalmente contra el tren de alta velocidad, como los vaqueros del lejano Oeste combatían al "caballo de hierro" que les llevaba a un progreso que no querían. Nada nuevo. Ya lo hicieron antes con el Puerto de Bilbao diciendo que ampliarlo era para la flota de la OTAN o con la autovía de Leizaran que les permitiría a los yanquis poder aterrizar sus bombarderos y cosas así. Nunca han estado muy finos en sus análisis. Por cierto, el vocablo "abertzale" es un neologismo sabiniano, quizás por eso ahora utilizan eso de la "izquierda independentista". Hay que diferenciarse. Como por ejemplo, al decir que Garaikoetxea fue el lehendakari del Estatuto y ahora es patrimonio de Bildu. Van a Benidorm a por votos y quieren ser un PNV bis sin decirlo. Se vio en la investidura.

De todas formas, su feroz y vitriólica crítica a los presupuestos vascos con su rabieta de mal estilo contra Elkarrekin Podemos calificando el hecho de "tragedia" y quitándole a este partido su label de izquierda por haber aprobado, con su abstención, unos presupuestos que tildan de neoliberales, ha sido llamativa. Lo han hecho de manera tan exagerada y faltando tanto a la verdad que han logrado que no les crea nadie y los dicterios hayan sido como la picadura de un mosquito en un rinoceronte. A su coro de plañideras se ha unido, cómo no, una ELA desnortada e imantada desde Sortu que ha llegado a decir que todo esto es un motivo más para sumarse a una insólita huelga general el 30 de enero. A estos defensores de subvencionarlo todo no les cabe en la cabeza que lo progresista y lo socialista es hacer políticas que incentiven el empleo. Su modelo es el cubano y el venezolano, países que, por cierto, no tienen sindicatos. La solución de todos los males vendrá del altruista estado, que multiplicará milagrosamente y luego repartirá os panes, los peces y el delicioso queso de Idiazabal. Lo esencial no es la realidad sino la ideología, las distorsionadas percepciones y el relato de un amable ogro filantrópico que dispensa favores a los necesitados. No importa la terrible experiencia del estado-empresario porque para la mayoría de pequeñoburgueses camuflados de izquierdistas puño en alto la empresa privada es la malvada. Enriquecerse es censurable, aunque luego jueguen en Navidad a la lotería.

A Bildu y ELA no les parece que la subida de la RGI un 4% sea digno de mención y olvidan que si fuera por ellos -y no por Ardanza y Arrieta, por el PNV- no habría ni RGI ni subida de las pensiones, lograda curiosamente gracias al apoyo del Grupo Vasco a los presupuestos de Rajoy: en aquella criticada negociación, se logró la subida de las pensiones públicas un 1,6% de manera retroactiva en 2018 y ligado al coste de la vida (IPC) en 2019, eliminando el factor de sostenibilidad, lo que benefició a 9 millones de ciudadanos del Estado, incluyendo al sensible colectivo de las viudas. Es lo único que se ha hecho estos años con las pensiones, salvo las manifestaciones, las marchas y las miles de reuniones de todos los abajoconvocantes de la huelga general. Sólo la subida pactada por el PNV con Montoro es hecho tangible. Es lo que se ha logrado y lo hizo EAJ/PNV, nunca ellos. Hay que decirlo y repetirlo porque aquí comienza a confundirse la pancarta con el acuerdo, el ruido con las nueces, la mortadela con el jabugo y al demagogo con el responsable. Así, Mertxe Aizpurua puede decir en el Congreso que Garaikoetxea -quien cuando se logró el Estatuto en 1979 y ETA mataba y HB nos denunciaba por entreguistas era presidente del EBB y del Consejo General Vasco- es de su escudería

Este 2020 es año electoral. Bildu, aparte de decir que no a todo, es una organización políticamente inútil para el país en esta legislatura. Y lo sabe. Por eso ha de disimular atacando con ensañamiento el trabajo de los demás y haciendo de hechos aislados categoría demostrativa, por ejemplo, de que "la derecha vasca y la española son iguales de corruptas" en un ataque mentiroso y propio de gentes sin poso democrático. Es claro que la democracia es consecuencia de la libertad, por eso es difícil creer en el comportamiento democrático de quienes hasta hace muy poco amenazaban nuestra libertad y ahora utilizan semejante argumentación tan radicalmente mentirosa. No solo no se arrepienten de su sucio pasado sino que actúan con la misma actitud de tirapiedras verbal y, mientras actúan en militante campaña de blanqueo de un pasado impresentable en el que como balance solo hay miseria para el país, hacen gala de que jamás de los jamases reconocerán el menor progreso en nada ni en nadie. Ha sido sintomático que en su foto risueña con representantes del PSOE en el Congreso lo más representativo de su reivindicación ha sido la situación de sus presos. Es decir, su ombligo. Respetable ombligo, pero como reivindicación, escasa. Dudo que estos profesionales del no persuadan al público con su huelga de las maldades intrínsecas del libre mercado y de los presupuestos progresistas del gobierno vasco. Eso sí, ahora van a Madrid y desaprovechan la tribuna sin un discurso de valores ante una derecha asilvestrada y cainita. Sortu, recién llegada a la democracia, no termina de entender que la prosperidad y el crecimiento económico, que es el que genera empleo, es la consecuencia de la primacía de los derechos individuales, el gobierno limitado, la separación real de los poderes, el respeto por la propiedad privada, lógicamente con su vertiente social, el imperio de la ley, el buen funcionamiento de las instituciones, la rendición de cuentas por parte de los elegidos, la existencia del mercado regulado y con redistribución social, la meritocracia, clima en el que se genera y conserva la riqueza de, con diversas variantes, los 25 países más prósperos del planeta.

El pasado 30 de diciembre, el PNV acordó con el PSOE el apoyo de los seis diputados a la investidura de Pedro Sánchez. Ese día, la vieja expresión del rojoseparatismo inundó los cuarteles generales y las redacciones de la brunete mediática, la brunete judicial, la brunete cavernaria y de la Alta Administración del Estado. Volvíamos a 1936, cuando el PNV dijo no a los cantos de sirena de la CEDA y posteriormente apoyó los gobiernos socialistas de Largo Caballero y Negrín, lo que tuvo como consecuencia su posterior ilegalización y persecución. Quien no baraje estos datos a la hora de analizar y referirse al PNV, no sabe nada. Tildar al PNV de neoliberal y corrupto es un intento de mentir, de anular una opción progresista que siempre ha estado con el más débil y barriendo para casa, como bien resumía el lema de una de sus campañas electorales: "Lo nuestro es Euzkadi". Se acaba de ver en el pacto de la investidura, que ha sacado de quicio, entre otras derechas y éstas si son derechas y muy extremas, al Diario de Navarra y a Navarra Suma, que lo analizan con horror porque la Guardia Civil abandonará las carreteras del viejo Reino. Tras el debate de investidura, el PNV tiene ante la ciudadanía una dosis de respeto fundamental para hacer política. Y es buen momento para recordar el primer mitin multitudinario del PNV en La Casilla, en junio de 1977. Al finalizar, fuimos a cenar a un restaurante de las Siete Calles. Allí, en los postres, la gente, encendida, cantó de todo, incluso aquellos cantos del repertorio popular más negativos contra España. Estando en eso, Juan Ajuriaguerra, quien había sido encarcelado y condenado a muerte, se puso de pie, mandó callar y nos dijo: "No lo hagáis. Somos gente responsable y Euzkadi no irá nunca bien si España no va bien". Lo sabía por experiencia. Se abre ahora una nueva oportunidad para el futuro de una Euzkadi expectante. Y España, a pesar de la derecha, debe ir bien para que Euzkadi vaya bien.