DURANTE los últimos 50 años, el panorama de la innovación ha estado dominado por regiones como Silicon Valley: corredores suburbanos de campus corporativos aislados espacialmente, accesibles solo en automóvil, con poco énfasis en la calidad de vida o en la integración de trabajo, vivienda y ocio. Sin embargo, en los últimos años ha venido surgiendo un nuevo modelo urbano complementario: los llamados “distritos de innovación”.

Según la Brookings Institution, estos distritos son “áreas geográficas donde las instituciones y compañías de vanguardia se agrupan y se conectan con empresas nuevas, incubadoras de empresas y aceleradores. Los distritos de innovación compactos, accesibles al tránsito y con infraestructura de alta tecnología fomentan la colaboración abierta, promueven el agrupamiento del talento y ofrecen lugares atractivos para vivir”.

Con frecuencia creciente, las startups, las incubadoras y los aceleradores tecnológicos de todo el mundo se agrupan en torno a estos distritos de innovación. Al crear valor compartido, y promover una “creación de lugar” (place-making), esta geografía emergente de innovación en las ciudades ha venido atrayendo la atención de estudiosos y expertos.

Los distritos de innovación pueden desempeñar un papel importante en una estrategia integrada diseñada para atraer, retener y cultivar talento, mejorar las redes y los flujos de comunicación entre los innovadores y también para hacer del distrito un destino atractivo. Los distritos de innovación empiezan a ocupar hoy el lugar preeminente que la cultura y el turismo han ocupado desde hace tres décadas en las estrategias de revitalización urbana.

Así pues, la geografía de la innovación está cambiando. Google, por ejemplo, durante los últimos diez años ha llevado las actividades centrales de I+D y de innovación de Silicon Valley a varias ciudades. La presencia de la compañía en la Tech City de Londres, el distrito de Chelsea de la ciudad de Nueva York y Bakery Square de Pittsburgh refleja el cálculo de Google de que estar en las ciudades aumenta el acceso de la empresa a los crecientes ecosistemas orientados a la tecnología, a las instituciones de investigación avanzada, a los grandes grupos de talento y a las distintas especializaciones económicas regionales.

En su decisión de relocalización urbana, Google se ha unido no solo a otras firmas de tecnología como Twitter, Microsoft y Spotify, sino también a compañías como Comcast, Amazon, Pfizer, Quicken Loans e innumerables empresas más pequeñas.

Barcelona, ??Berlín, Copenhague, Londres, Medellín, Montreal, Seúl, Estocolmo y Toronto contienen distritos de innovación emergentes o ya establecidos. En los Estados Unidos, los distritos más emblemáticos se pueden encontrar en los centros de las ciudades de Boston, Atlanta, Cambridge, Detroit, Filadelfia, Pittsburgh y St. Louis. En cada una de ellas, las universidades de investigación avanzada, los complejos médicos y los grupos de empresas tecnológicas y creativas están provocando la expansión de los negocios, así como el crecimiento residencial y comercial.

Otros distritos de innovación se están desarrollando en Brooklyn (Nueva York), Chicago, Portland, San Francisco y Seattle, así como en ciudades de muchos países de todo el mundo. Las antiguas áreas industriales y de almacenaje están experimentando un renacimiento, impulsadas por su envidiable ubicación a lo largo de las líneas de tránsito, la proximidad a los centros de las ciudades y las costas y las recientes incorporaciones de instituciones avanzadas que trabajan en innovación.

Tal vez la mayor validación de este cambio es el hecho de que los parques científicos y tecnológicos tradicionales (las tecnópolis), tal y como el Research Triangle Park en Raleigh-Durham (Carolina del Norte) o Zamudio en Bizkaia ahora están respondiendo para satisfacer la nueva demanda de entornos laborales y de vida más vibrantes y colaborativos. Los distritos de innovación ya están atrayendo una mezcla ecléctica de empresas en el sector de economía aplicada y alta tecnología, así como en sectores de alto valor y orientados a la investigación, como ciencias de la vida y materiales, energía limpia e informática de datos.

También son el hogar de empresas en campos altamente creativos como la arquitectura, el diseño, la producción teatral, la publicidad y el marketing. Incluso vemos un regreso a ciudades de la fabricación a pequeña escala y personalizada, posible gracias a la impresión 3D, la robótica y otras técnicas avanzadas.

Gran parte de esta actividad refleja un replanteamiento fundamental por parte de los líderes corporativos sobre cómo y dónde ocurre la innovación. Indica también que las geografías urbanas distintivas y localizadas pueden ser buenos instrumentos para fortalecer las ventajas competitivas de empresas y agrupaciones específicas.

Se le atribuye a Barcelona la creación del primer distrito de innovación con su Proyecto 22 @ Barcelona, que comenzó en 2000. 22 @ se percibe como un éxito y se ha convertido en el modelo pionero para otros distritos de innovación, incluido el Distrito de Innovación de Boston. Hoy en día, el 70% de los terrenos industriales en El Poblenou ha sido remodelado, liderado por 141 planes individuales para esta reurbanización. Desde el año 2000, 4.500 empresas que emplean a 56.000 trabajadores han abierto o se han mudado a 22 @. Aproximadamente el 72% del total de empleados en 22 @ tiene estudios universitarios.

El proyecto 22 @ también exige la educación continua de la comunidad en actividades orientadas a la información, como codificación, diseño de productos y capacitación en servicios de TI. Muchas universidades también han establecido su presencia en el 22 @, como la Universidad Pompeu Fabra, la Universidad de Barcelona, ??la Universidad Politécnica de Cataluña y la Universidad Abierta de Cataluña. Se han creado varias incubadoras y aceleradoras, como el Parque Biomédico, el edificio MediaTic y Barcelona Activa. El MediaTic Barcelona Growth Center es un centro de innovación que se construyó a través de una asociación público-privada. La población de la zona ha crecido en 130.000 personas desde 2000.

Por su parte, el Distrito de Innovación de Boston es el primer distrito de innovación etiquetado oficialmente como tal que se crea en los Estados Unidos. En mayo de 2010, el antiguo alcalde de Boston, Thomas Menino, anunció planes para que la ciudad desarrollara 400 hectáreas de terreno en el South Boston Waterfront. El Distrito de Innovación bostoniano es la zona de mayor crecimiento de Boston en la actualidad y ha estimulado un desarrollo económico significativo en la ciudad. Desde el origen del Distrito, se han creado 5.000 nuevos empleos y se han formado más de 200 nuevas empresas. El 40% de las empresas ubicadas en el Distrito de Innovación comparten espacios de trabajo conjunto.

Se han construido más de 1.100 unidades de vivienda, incluidas 300 microunidades de innovación. El aumento de los precios de los alquileres en el Distrito de Innovación ha despertado la preocupación de que el rápido desarrollo inmobiliario en el área está desanimando a los empresarios y las empresas emergentes, las organizaciones y las personas que el propio diseño del Distrito pretendía atraer. En solo unos pocos años, los alquileres aumentaron un 43% en el puerto marítimo y la tendencia continúa en la actualidad.

Los distritos de innovación son áreas que obedecen inicialmente a la lógica del mercado y a las decisiones de localización de empresas específicas. Para satisfacer esta demanda, muchos gobiernos metropolitanos han decidido planificar -crear- distritos de innovación como una herramienta de promoción global de sus ciudades. Son distritos que generan valor económico para las ciudades, pero el reverso de la moneda son los grandes aumentos en los precios de la vivienda y de otros bienes y, a veces, los desplazamientos de población que ocasionan.

Tal y como ocurre con la cultura y el turismo, que se convirtieron en catalizadores de prosperidad económica urbana pero a la vez fomentaron y fomentan la gentrificación, los distritos de innovación promueven el aumento de riqueza urbana y en ese proceso hay tanto beneficiados como perjudicados. Sin políticas públicas adecuadas que limiten su impacto negativo, los distritos de innovación pueden ocasionar procesos de dualización y polarización socio-económica que son, como sabemos, tremendamente negativos para el bienestar colectivo.

* Doctor por la New School for Social Research de Nueva York