Robert Navarro, una joya para el Athletic y nosotros sin enterarnos

El jueves tuvo lugar la presentación de Robert Navarro. El acto protocolario quedó totalmente marcado por las intervenciones de Mikel González, a quien se le pidió una valoración del futbolista y una explicación de la duración de su contrato, hasta 2030. Puede afirmarse con rotundidad queel máximo responsable deportivo profesional del club, según el cargo que ocupa en el organigrama, se quedó a gusto. Tanto que su discurso pudo inducir a la duda a quien atendiese sus palabras, cuando no a la perplejidad más absoluta en caso de que no supiera a quién se estaba refiriendo o, sencillamente, carezca de una opinión formada sobre Navarro por no haber seguido su trayectoria con la suficiente atención.

En estos tiempos de apogeo del marketing en la política comunicativa del Athletic y dado el cariz de la comparecencia, a nadie sorprendió que Mikel González se mostrase locuaz. Digamos que la venta del producto entra dentro de sus funciones; se entiende que intente desgranar y, por qué no, adornar los motivos que impulsaron la operación.

Pero lo escuchado de su boca al referirse a Navarro excedió cualquier previsión: con solo un par de intervenciones logró perfilar la descripción de una figura consagrada del balompié. Su verbo apasionado nos regaló un descubrimiento, nos contó algo que ni sabíamos ni sospechábamos: el Athletic ha adquirido una joya. Y nosotros sin enterarnos.

Las perlas de la presentación

Por si alguien no ha accedido aún al contenido de la rueda de prensa, aquí van unas perlas: “Los rivales cada vez nos dejan menos espacios y Navarro ahí es diferencial y un jugador casi único”; “técnicamente es brillante, tanto en la izquierda como en la derecha o por dentro”; “para los partidos donde el rival nos da metros y el protagonismo, creo que es la pieza que nos faltaba”; “completa el puzle del nivel que ya teníamos añadiéndole una pieza de más nivel aún”. Insuperable el calado de esta última apreciación.

Insatisfecho con el rosario de alabanzas, González prosiguió: “Con un joven del nivel de Navarro tenemos que ir al largo plazo, sabiendo que tiene mucha experiencia en Primera”. Justificó así el vínculo para cinco años de un atacante con 75 partidos en la liga, la mayoría incompletos.

En fin, no admite discusión que, en vez de un retrato ajustado, González construyó un voluntarista y encendido ejercicio promocional, propagandístico, que, además de hacerle flaco favor a Navarro, no deja en buen lugar a su autor. Con ocasión del anuncio del fichaje, a mediados de junio, ya se expresó en estas páginas cierto recelo. La reflexión se basaba en los datos y los destinos que glosan la carrera de un futbolista que no ha ratificado lo que apuntaba siendo muy joven y, con 23 años, aún no se ha asentado en la élite.

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Álvaro Djaló

El azar ha querido que ahora se cumpla exactamente un año de la presentación de Álvaro Djaló, amarrado hasta 2029. Entonces, González nos cantó las bondades del que es su fichaje estrella (no es preciso seguir con este tema por ser de dominio público), pero hay varias que coinciden con las adjudicadas a Navarro. Empezando por la ubicación en el campo: valen para cubrir tres sitios. El uno y el otro, en función de los méritos y el criterio de Valverde, pugnarán por tener minutos que en teoría van a pertenecer a los Williams en las bandas y a Sancet por dentro, sin olvidar a Berenguer, claro. Ambos, Navarro y Djaló, aparecen pues como alternativas a los titulares consolidados.

Ayer no hubo preguntas sobre Djaló, que venía al caso, quizás por respeto a Navarro, pero le hubiesen puesto en un brete a González, de haberse dignado este a responder. Porque en el arranque de la presentación se advirtió que no se contestarían aquellas cuestiones ajenas al protagonista del día. De hecho, Jon Uriarte nos remitió al final de la pretemporada para oír sus impresiones sobre el caso Nico Williams. Sucede que desde su renovación, el club no ha parado de utilizar la figura del extremo para reforzar su imagen y la de la entidad, y de paso promover la venta de la camiseta con el número diez.