Todos los caminos conducen a Roma es una expresión no aplicable al fútbol. En la época de máximo apogeo del Imperio la red viaria que vertebraba el continente nacía en la capital italiana, pero el club que el jueves recibe al Athletic está muy lejos de dominar Europa. De hecho, ni siquiera es hegemónico dentro de las fronteras de su propio país. Una realidad que no resta un ápice de dificultad al estreno rojiblanco en el torneo organizado por la UEFA.
La reciente destitución de un símbolo como Daniele De Rossi, relevado por Ivan Juric, no debe tomarse como una buena noticia para los intereses del Athletic. El croata, futbolista discreto, goza de gran predicamento en el calcio gracias a sus muchos años bregando en los banquillos de clubes de segunda o tercera línea (Mantova, Crotone, Genoa, Hellas Verona y, por último, Torino). Ahora le llega la oportunidad de dar un salto en el capítulo de aspiraciones y, entre otras labores, le toca meter en cintura a futbolistas de renombre incapaces de plasmar su calidad sobre el verde y que esta revierta en beneficio del colectivo. Esa es la especialidad de Juric: construir bloques equilibrados, serios, orgullosos, difíciles de enfrentar.
El Athletic se estrenará en el Olímpico favorecido por los aires que ha inspirado en la serie de tres compromisos muy seguidos ante adversarios discretos. La entidad de estos no rebaja un ápice el valor del pleno firmado. Menos aún si se repara en cómo ha adornado sus actuaciones. Anotar ocho goles indica que, después de un arranque algo dubitativo, los de Ernesto Valverde se han conectado a la alegre sintonía que les encumbró el año pasado, cuando firmaron un total de 61 en el campeonato liguero. Ya están próximos a la media que necesitarían para emular dicho registro.
Pero acaso el detalle más interesante a extraer del capítulo rematador sea que hasta ocho futbolistas han visto portería en las siete jornadas disputadas. Decía Valverde el domingo que le daba igual la autoría del gol siempre que el conjunto exprima sus opciones en ataque, tal como hizo frente a Las Palmas, Leganés y Celta. En estos tres partidos ha sido donde ha ido asomando el acierto de la mayoría de los goleadores, pues previamente solo habían marcado Sancet y Prados. Estamos pues ante un síntoma de la implicación del personal en una faceta que resulta determinante.
En este sentido, viene a cuento aludir a las inteligentes reflexiones ofrecidas en tono de lamento por Claudio Giráldez. “Hemos dominado de cabo a rabo, pero en las áreas el Celta está muy lejos del nivel del Athletic”. Un pensamiento que seguro harían suyo los entrenadores de Las Palmas y Leganés. La cuestión es si ese poderío es trasladable a la Europa League porque tiene pinta de que hará falta que así sea, empezando por el primer compromiso, sobre el papel el más complicado.
Más allá de su condición de asiduo en el escaparate internacional y los altos vuelos de su plantilla, el peligro que representa el conjunto italiano estaría relacionado con una trayectoria problemática, plagada de altibajos, que le mantiene en deuda permanente con una afición tan fervorosa como exigente. Juric ha entrado con buen pie gracias al 3-0 al Udinese, líder inesperado de la Serie A, pero se garantizará el margen de confianza que todo recién aterrizado ansía si resuelve el choque del jueves.
Desde la óptica del Athletic, huelga mencionar el impulso que supondría puntuar en Roma, pero hablamos de un novato cursando visita a un escenario histórico. Asimilar el factor ambiental, modular el respeto que merece la cita en cuestión y, a partir de ahí, desplegar los argumentos futbolísticos y comprobar su validez, serían los pasos a seguir. Fácil de enunciar, no tanto de llevar a la práctica.
Son demasiados años soñando con transitar por esos caminos que, casualmente y según reza el dicho, desembocan en el destino fijado por el sorteo. La larga espera sería en sí misma un motivo para no proyectar expectativas que luego pudieran derivar en una decepción. Más bien es una oportunidad para ir adaptándose a un marco deportivo incomparable al de los fines de semana. Relativizar el resultado, cualquiera que sea, se antoja lo más inteligente porque la suerte del Athletic no dependerá de lo que consiga en la Ciudad Abierta, sino de su comportamiento mientras dure la inflada fase de grupos diseñada por los oscuros gerifaltes de la UEFA.