Por tercer año, los dirigentes quisieron transmitir el mensaje institucional del club en torno a objetivos y situación en que se hallan las primeras plantillas, la masculina y la femenina. No faltó una valoración en clave positiva de cara al futuro inmediato, un enfoque que en esta oportunidad gozaría de un eco superior en el entorno gracias al notable balance deportivo de la campaña anterior, especialmente en lo que le toca al equipo que por tercer curso consecutivo dirige Ernesto Valverde.
Vender ilusión y ambición resulta obligatorio al margen de los resultados más recientes. Si estos superan las previsiones más optimistas, como fue el caso, lógicamente existe una base más sólida para alimentar futuras aspiraciones. De hecho, hace ahora doce meses, después de una campaña decepcionante en líneas generales, el tono optimista también marcó la comparecencia de Jon Uriarte y Mikel González.
Aunque en fútbol solo cuenta el presente, pues el pasado nada garantiza, en las palabras escuchadas ayer, se reiteró esa fe en las opciones del equipo y se estableció como meta a perseguir el regreso a competición europea a través de LaLiga. Para el resto de los frentes, Copa, Europa League y Supercopa, el presidente empleó el comodín de “llegar lo más lejos posible”. Una meta que rebajaría la presión sobre los futbolistas por inconcreta.
Bueno, es lógico que el discurso vaya por ahí. Echar el resto en el campeonato de la regularidad es la máxima que ha regido y regirá, independientemente de cuál sea la clasificación obtenida antes. Es el torneo que da de comer, el único imprescindible para continuar integrado en el fútbol de élite; es asimismo el único título inabordable, pero la consecución de un buen puesto, el quinto por ejemplo, activa una serie de extras como los que ahora va a gestionar el Athletic en el plano deportivo y en el económico. Sin olvidar el impacto social y a nivel de prestigio y promoción que viajar por el continente supone para la entidad.
Aún hay un beneficio más que valorar. Uriarte no se olvidó de apuntarlo: hacerlo bien en LaLiga constituye un aliciente extra para reforzar el vínculo de los jugadores con el club. Por descontado, también acceder a un título, como ocurrió en abril. Pero si ganar LaLiga es utópico, alzar la Copa o cualquier otro torneo de eliminatorias, depende en gran medida de cómo influya el azar en la designación de los emparejamientos. El Athletic lo sabe muy bien.
La reflexión del presidente se enlazó con las declaraciones efectuadas por Nico Williams tras el partido con el Atlético de Madrid. Se le señaló cómo el extremo dijo hasta en cuatro ocasiones que había decidido seguir un año más, el vigente. Y que ahí fue donde se plantó. Uriarte restó importancia a esas manifestaciones, aseguró que estaba “tranquilo” y, por supuesto, se negó a desvelar si en su agenda figura la iniciativa de retocar el contrato firmado en diciembre, que prolongaba hasta 2027 la estancia del pequeño de los Williams.
Es sabido que la directiva y el director del fútbol tienen como norma no decir ni pío de contratos o fichajes hasta que se han consumado. Sucede, sin embargo, que cuanto ha trascendido sobre el futuro de Nico Williams a través de sus palabras, omisiones o gestos para la galería y, claro está, por el contenido de su contrato, tanto su duración como la cláusula que impuso el futbolista, no invita precisamente a compartir la tranquilidad de Uriarte.
15 renovaciones cerradas
Con la esperanza de repetir, o al menos acercarse, al nivel de rendimiento y resultados del último curso, los portavoces del Athletic enfatizaron las quince renovaciones cerradas y repasaron el capítulo de altas y bajas, para afirmar que Valverde dispone de una plantilla más larga, con competencia en cada una de las demarcaciones. Es demasiado pronto para comulgar con la visión de González, no ya porque cada ejercicio es un mundo en sí mismo y el que ya ha arrancado entraña objetivamente una dificultad muy superior.
De entrada, el Athletic no está habituado a digerir un calendario tan denso como el que le aguarda y para la mayoría de los jugadores el escaparate europeo en un escenario desconocido. De acuerdo en que no se deben cargar las tintas en el flojo inicio liguero, el equipo tiene un crédito ganado a pulso y, efectivamente, extraer conclusiones ahora no procede. No obstante, fue revelador que Uriarte confesase en público las reticencias expresadas por el entrenador en la reunión de los diversos estamentos organizada para consensuar los objetivos. Que su enunciado suene mal o bien, carece de valor: no dejan de ser una mera declaración de intenciones.