A las circunstancias que desde hace semanas rodean a Nico Williams se añadió otro factor: las palabras pronunciadas por Jon Uriarte en tono de desaprobación hacia la Federación Española de Fútbol por no haber protegido suficientemente al jugador. Una reacción que transmite justo lo contrario de lo que pretende. En vez de fortaleza y confianza en que todo permanecerá como está, esto es, que el chaval continuará en el Athletic, sugiere incertidumbre; temor a que detrás de la intensa rumorología pudiera esconderse una posibilidad fundada de cambio de aires.

Si en Ibaigane tuviesen la certeza absoluta de que Nico Williams seguirá bajo su disciplina, sobra cualquier declaración. En todo caso, bastaría con reiterar que no hay nada de nada porque conocen cuál es la postura del futbolista. Pero se ha impuesto el deseo de salir a la palestra en forma de autoafirmación, cargando contra un organismo que ni pincha ni corta en esta cuestión. Si en las entrevistas concedidas a diversos medios antes y durante la Eurocopa, Williams se hubiera mostrado tajante en torno a su fidelidad al Athletic, no estaríamos ante el típico culebrón de verano. Si cuando renovó su contrato hubiese firmado una ampliación más extensa e introducido una cláusula disuasoria para ocasionales pretendientes y no la que impuso, objetivamente asequible para, por ejemplo, equipos de la Premier, quizás el presidente tampoco sentiría la necesidad de intervenir.

Dicho de otra manera: que se sepa, a Unai Simón no le están dando la matraca sobre su futuro porque su posición respecto al Athletic es bien sabida y hace poco se comprometió hasta 2029. Estas reflexiones no son una crítica a la gestión del porvenir de Nico Williams por parte de la directiva que, sencillamente, apuró cuanto pudo, pero la decisión última le correspondía al jugador. Y mientras dure este proceso, la figura de Nico Williams no parará de revalorizarse. Si vienen a buscarle, moverse o no de Bilbao, dependerá de él exclusivamente.

Fútbol de élite

En fin, que el ruido que rodea al extremo rojiblanco conviene asumirlo con normalidad. Se trata de algo habitual en el fútbol de élite, negocio global que funciona apoyado en la ley de la oferta y la demanda. A los buenos les salen novias más ricas o atractivas que la de toda la vida. En el propio Athletic tenemos antecedentes de sobra: tocaron a la puerta, abonaron el precio de mercado y los jugadores hicieron las maletas. No es preciso citar sus nombres. Incluso, uno de ellos hoy está en la plantilla de Valverde.

Pero decíamos que más vale no rasgarse las vestiduras si están tentando a Nico, dado que en todas las casas cuecen habas. Cuando Uriarte, indignado, asegura que el Athletic no presiona públicamente a jugadores con contrato vigente en otros equipos, en Osasuna sonríen irónicamente ante las propuestas (inferiores a la cláusula) que habría recibido Aimar Oroz precisamente para incorporarse al Athletic.

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Polémicas palabras de Jon Rahm

Para enmarañar el tema un poquito más, el ilustre embajador del 125 aniversario del Athletic, distinción otorgada graciosamente por la actual directiva, que responde al nombre de Jon Rahm, salta con que hay que entender al chico si se larga del Athletic, “donde estás un poco limitado”, para recalar en el Madrid u otros aspirantes a la Champions.

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Pues claro, a quién le extraña tan comprensiva postura en alguien que pasó de ser el adalid de un sistema de competición en su deporte a desdecirse por completo y firmar con la competencia, que pagaba más y mejor.

Surgen enojadas voces que solicitan la inmediata retirada del título de embajador al de Barrika. ¿Reclamarán idéntica medida si más adelante Nico Williams se marcha y a su madre, como es natural, se le ocurre celebrar la iniciativa de su hijo?