Una más en esta nueva era de las redes sociales. Lo triste es que muchas veces el ruido gana al sentido común. En este nuevo mundo en el que cualquiera con el móvil es capaz de manchar, faltar, difamar y, sobre todo, mentir, nos hemos encontrado con la enésima polémica basada en el desconocimiento total de los procedimientos habituales. Nada nuevo bajo el sol. Como se decía antes, no dejes que la verdad te estropee una buena historia.

Nico Williams no jugó el domingo en Montilivi por una contusión producida en el partido ante el AZ Alkmaar. La lista de Luis de la Fuente era pública desde el viernes y, obviamente, el futbolista del Athletic tenía que viajar el lunes a la concentración de la selección española. Este trámite es obligatorio, más cuando la lesión es de las que son recuperables en un corto espacio de tiempo. Un golpe no tiene nada que ver con una rotura. Si la lesión es más grave no hace falta ni acudir, los informes y las pruebas son determinantes y entre médicos se entienden a la perfección.

Esta es la parte que no deben entender, por la pinta, quienes se han puesto manos a la obra para poner en duda el compromiso del futbolista con una camiseta u otra. Tal es así que el propio club tuvo que emitir un comunicado para explicar el proceso y salvaguardar al jugador, de vuelta a Bilbao, ante tales acusaciones y eximir al propio Athletic de todo este asunto.

Esta barra libre de indocumentados, nunca mejor dicho, perfiles falsos, identidades ocultas, es una de las lacras de este siglo. Empiezan a proliferar series y películas que hablan de todo esto y como en un momento determinado, situaciones virales, así se les llaman ahora, son capaces de cargarse carreras de profesionales contrastados por un momento puntual. El perdón no existe y la justicia es implacable, sentencia a muerte y fin de la historia. Otra cosa es lo que ellos sean o hagan. El verdadero problema es quién da pábulo a esta “morralla” que pulula y campa a sus anchas por las redes.

Tristemente hay a quienes afectan más y estas situaciones les provocan agobio y hasta ansiedad por momentos. Espero y deseo que en el caso de uno de nuestros mejores futbolistas, a veces lo ha expresado con palabras y hechos, este último asunto no le altere. No voy a pedir a los que habitualmente ejecutan estas acciones que lo dejen de hacer. Es imposible. Lo ven desde su perfección máxima como un servicio para la humanidad. El tema es que su humanidad me da la sensación de que no es como la de la mayoría de los mortales. Me encantaría saber a qué se dedican y cómo son sus vidas. Echaremos unas risas.