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Mesa de redacción

Igor Santamaría

Redactor

Destino Viena

Meir Margalit, activista israelí por la paz y los derechos humanos, historiador y expolítico, se expresó alto y claro hace escasos días: “Hay que atacar a Israel por el bolsillo y por el simbolismo. Que no dispute la Euroliga y que no participe en Eurovisión”. Porque, “aunque pueda parecer” un argumento folclórico, es a través del deporte y la cultura por donde trata de implantar su imagewashing. Será en diciembre cuando la UER, en su Asamblea General, debata sobre su presencia en el festival que se celebrará en mayo en Viena tras los sobresaltos sufridos los dos últimos años en Malmö y Basilea. Les aventuro que no hay intención de expulsarles del certamen mientras el principal patrocinador siga asentado en el país de Netanyahu, hasta el punto de que la propia organización eximirá de sanción a todos aquellos que decidan retirarse del concurso, algo que barruntan ocurrirá y que delegaciones como la eslovena ya han adelantado que harán. Les importa entre poco y nada. Tampoco que su evento salte por los aires en el momento en que Israel, si nada lo detiene, se corone. En la capital austriaca, donde numerosos rincones recuerdan a las víctimas del nazismo, se darán concentraciones de repulsa frente al genocidio en Gaza, que permanecerá en vigor. Lo sucedido en Bilbao no será en breve una excepción. Quizás estemos despertando para ver que quienes creen ser Atenas son en verdad Esparta.

isantamaria@deia.eus