MI abuela siempre me decía que nunca había que arrodillarse ante nadie. Fue una mujer valiente, feminista, empoderada, que en las primeras décadas del siglo pasado luchó contra una sociedad que no la permitía votar por el simple hecho de ser mujer, no la posibilitaba trabajar porque no tenía el permiso de su marido, del que se había separado porque nunca consintió que la maltratara físicamente ni psicológicamente, y se posicionó abiertamente contra la institución monárquica y sus privilegios
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Cuando he leído que Felipe VI sigue la estela de sus antepasados y ha concedido los primeros títulos nobiliarios de su reinado, designando marqueses, entre otros, al tenista Rafa Nadal, la nadadora Teresa Perales y la cantante Luz Casal, me he acordado mucho de ella. ¿Se hubiera imaginado que en pleno siglo XXI, casi cien años después, se seguiría incrementando la aristocracia, que en el fondo no deja de ser una reliquia de un sistema feudal que perpetúa la desigualdad social?
Nuevos marqueses
Me imagino que se hubiera llevado una gran decepción. Como muchos de nosotros. Que conste que no tengo nada contra los nuevos marqueses, me encanta Luz Casal, intento no perderme sus conciertos, y reconozco las grandes aportaciones al deporte de Teresa Perales y Nadal, pero los nombramientos huelen a rancios. Ya no tienen cabida en la sociedad moderna.