DE acuerdo. Ha quedado demostrado que usted es un hombre de mundo que ha viajado en avión desde que tiene uso de razón (es un decir) y que, por ello, puede despreciar sin que se le mueva un pelo del engominado tupé el consejo de la tripulación de que atienda al personal de cabina cuando explica las medidas de seguridad y el procedimiento en caso de emergencia. Usted ha preferido hojear esa revista que ha visto decenas de veces antes que prestar atención a las explicaciones que ha escuchado, también, decenas de veces. Y ha exagerado el gesto de su apatía, mirando incluso de reojo a los pasajeros de al lado, que sí han seguido las indicaciones, porque así se lo han pedido explícitamente (tal vez ellos hayan viajado tanto o más que usted). Pero, bueno, usted ha visto la necesidad de hacer patente su veteranía. Y lo ha conseguido, al igual que ha conseguido demostrar mucho sobre su personalidad: es usted un maleducado con un notable complejo de inferioridad. Es posible que usted sea un alto ejecutivo de una gran empresa, que toma todos los días decisiones que afectan a miles de personas. Me compadezco de la empresa, de sus empleados y de sus clientes. Alguien tan evidentemente estúpido como usted, sujeto a los rigores de la superficialidad, no puede ser un buen profesional. Y, por cierto, si se despresuriza la cabina, pregúnteme cómo se usa la mascarilla de oxígeno: se la enrollaré con sumo gusto en el gaznate.