TODOS los años por estas fechas Hacienda nos llama a filas y nos recuerda cuál es nuestra aportación a la causa. Si cruzamos los datos de recaudación por retenciones en las nóminas del año pasado con el número de asalariados de Euskadi, sale a algo más de 5.600 euros anuales por barba. Y todos los trabajadores por cuenta ajena vascos juntos ingresaron en las arcas forales más de 4.991 millones de euros como rendimiento de trabajo. A lo que hay que sumar los ingresos por IVA (casi 5.836 millones) y otras cuestiones con cifras más modestas, como el rendimiento del dinero invertido o los premios de lotería. ¿Es mucho dinero? La respuesta hay que buscarla en el grado de satisfacción de cada uno con el sistema educativo, con Osakidetza o con el transporte público. Lo que hay que preguntarse es si merece la pena dejarse cada año 5.600 euros del sueldo en Hacienda, aunque en realidad sea la empresa la que lo ingresa en la caja pública y en cierta medida forme parte del pacto laboral de cada centro de trabajo. Ocurre este año que ese momento en el que uno puede llegar a plantearse dudas sobre su contribución coincide con un maratón electoral y hay partidos que prometen bajar impuestos porque, en esencia, no tienen ningún interés en que haya un sistema de protección social fuerte. Es lo mismo que plantear la asignatura de Constitución Española y al mismo tiempo avalar su incumplimiento en lo concerniente al marco competencial vasco. Pura impostura.