ENTRE tanto barro, a veces pasan desapercibidas hechos que rompen la tónica de la gresca por la gresca. Tienen cumplida información en este diario, pero me van a permitir que abunde en una de esas noticias que se desmarcan del ruido. Hablo de la toma de posesión de la nueva presidenta de Eudel. Desde ayer, la alcaldesa de Derio, Esther Apraiz (PNV), es la máxima responsable del asociación de municipios vascos o, para ser más precisos, de la Comunidad Autónoma del País Vasco. La vicepresidencia primera la ocupará la regidora de Azpeitia, Nagore Alkorta (EH Bildu), y la segunda, el alcalde de Irun, José Antonio Santano (PSE). Como se aprecia, están representados los tres principales partidos de nuestros territorios. Y eso no es fruto de la casualidad ni de un reparto salomónico, sino de un acuerdo fraguado en negociaciones discretas de largo alcance y al que se han sumado varios consistorios gobernados por independientes.

“Para tener voz, debemos tener una única voz, una consensuada y participada”, dijo la recién elegida presidenta. Y eso es fundamental en los ayuntamientos, que además de ser las instituciones más cercanas a la ciudadanía, son entidades donde el peso de las siglas pasa a un segundo plano, para imponerse la defensa de los intereses de cada municipio y de sus habitantes. Siendo así, y pese a los múltiples esfuerzos realizados a lo largo de los años, lo cierto es que en el complejo (pero, a la vez, rico) entramado institucional vasco no hemos conseguido que los ayuntamientos tengan la fuerza que les corresponde. Ojalá eso empiece a cambiar en la nueva andadura de Eudel.