Festín antieuropeísta

– No me cuesta trabajo imaginarme el festín que se estarán dando los antieuropeístas desorejados al ver detenida por presunta corrupción a toda una vicepresidenta del Parlamento de los 27 y, en el mismo viaje, a unos cuantos pájaros con algún tipo de relación con la institución. Uno de ellos, hay que joderse, un antiguo eurodiputado socialista italiano, de nombre Pier Antonio Panzeri, que preside la ONG Fight Impunity, cuyo fin declarado es la lucha contra la corrupción. Gran currículum, cuando le acaban de pillar junto a la mentada ya ultrafamosa también socialista griega Eva Kaili y algún que otro crápula con un pastizal en me-tá-li-co procedente –qué raro, ¿verdad?– de manos catarís. Y ojo, porque, según el tópico, estamos apenas ante la puntita (muy pero que muy puntita) del iceberg. Hay un congo de culiparlantes de varias obediencias ideológicas que forman parte de un maloliente autodenominado Grupo de Amistad UE-Qatar. Les juro que existe tal cosa y que su presidente es José Ramón Bauzá, expresident balear con el PP y hoy eurodiputado de Ciudadanos. De miccionar y no echar gota.

“¡Aquí se juega!”

– Todos estos datos y los que irán saliendo (porque la cosa apunta a culebrón) contienen un desgraciado retrato a escala de lo que se cuece en la que debería ser la sede de la soberanía popular de la Unión Europea. Ya sé que la analogía está sobadísima, pero al ver a las autoridades de la Unión, empezando por Ursula von der Leyen, rasgándose las vestiduras por lo ocurrido, es imposible no acordarse del capitán Renault de Casablanca clamando aquello de “¡Qué escándalo, aquí se juega!” al clausurar el local del que él era uno los mayores parroquianos. Cualquiera que conozca las macrocámaras de Estrasburgo y (no digamos) Bruselas, sabe que todos los días hay una procesión de visitadores que agasajan a sus señorías de mil y una maneras –echen a volar su imaginación– con el fin de ganárselos para su causa y conseguir que voten o simplemente se pronuncien a favor de sus intereses.

Legal

– Lo que no sabe el común de los mortales es que esta práctica, denominada lobbismo, es perfectamente legal y está del todo normalizada. Muy conocidos expolíticos de nuestro entorno se dedican a ese bizcocheo de voluntades. Así que lo único que ha ocurrido esta vez es que los emisarios cataríes, siguiendo los usos de su satrapía, han venido con la panoja en cash y la han hecho llover a tutiplén a cambio de declaraciones tan bizarras como que el emirato es referente en derechos laborales. Y tiene que llegar la policía belga a descubrir el pastelón. l