IEMPRE atinado director de Zinemaldia: Le profeso admiración desde los tiempos de aquellas programaciones de Nosferatu, a medio camino entre lo cinéfilo y lo canalla. Qué envidia, para un censado al otro lado de la A-8, donde los eruditos del lugar nos atufarraban de pestiños de arte y ensayo y nos daban con la fusta si nos pillaban viendo una de Eloy de la Iglesia. En esas elecciones y en mil y una declaraciones nada acomodaticias quedó claro que es un tipo que va por libre y de frente. Lo vuelve a demostrar al anunciar que el Festival de Donostia ya no distinguirá por sexos en los premios a la interpretación. Parece mentira que algo tan cabal resulte noticia. Con su honradez descomunal, decía usted que no sabía si habían acertado. Verá que sí.