Francamente, debo empezar confesándoles que en el 84 aniversario del natalicio del expatriado en el Golfo, esperaba más ardor juancarliano. Pero no ha sido así. Cómo será la cosa que ninguno de los amanuenses del ABC le dedica en esta jornada media línea a la cosa. ¡Si don Torcuato levantara la cabeza!

Ese feo del otrora diario monárquico por antonomasia lo compensa El Debate, cuyo director, Bieito Rubido, lo fue antes del propio ABC. Hoy se larga un editorial titulado escrito con tinta de bilis y lágrimas: "Que Don Juan Carlos alcance su provecta edad en el extranjero, tratado como un apestado en la misma España que despidió el año con homenajes a Henri Parot y tiene en la Presidencia al dirigente más opaco y falsario desde 1978, lanza un mensaje muy negativo sobre el país y avala las peores conjuras contra él. Porque al Rey Juan Carlos se le humilla para humillar a la Corona y a ésta a su vez como emblema de una España que se quiere desmembrar. Por eso su sitio debe ser La Zarzuela, y no solo para efímeras estancias discretas".

Con dos gotitas menos de inflamación, El Mundo se apunta a la operación retorno. Y como autojusficación, sale en primera con una encuesta de encargo que arroja el resultado deseado. "La mayoría quiere que regrese el Emérito pero ya sin honores". En el interior ese "sin honores" se convierte en "si da explicaciones". Curioso.

El sondeo cocinado a gusto del que lo paga da pie a un editorial titulado "Vuelta deseable del Emérito a España". Con eso queda dicho casi todo, pero por si necesitan más, aquí tienen la idea desarrollada: "Estamos ante una situación anómala que no se puede prolongar indefinidamente porque, entre otras razones, daña la imagen de nuestro país. España es una de las democracias más avanzadas del mundo y Juan Carlos I ha sido su Jefe del Estado durante casi cuatro décadas. Artífice, primero, de la Transición, y uno de los impulsores, a lo largo de todo su reinado, del crecimiento económico, de la estabilidad institucional y de la fortaleza internacional de los que hoy nos beneficiamos. Mal mensaje se traslada, por tanto, privándole de residir en su patria cuando, además, no pesa sobre él ninguna causa judicial". Ya, era eso.

En La Razón, Fernando Rayón firma una página entera. Y no me resisto a hacerles espóiler copia-pegando el lacrimógeno último parrafo. Prácticamente, una necrológica por adelantado: "Lo que sí empieza a dibujarse en el horizonte es el futuro de Don Juan Carlos. Se lo decía él mismo a la periodista francesa Laurence Debray, autora de Mon roi déchu (Mon roi déchuMi rey caído.

Picadillo de Garzón

Qué siniestro, lo anterior. Lo conjuramos volviendo la vista hacia el ministro Alberto Garzón, que vuelve a ocupar los primeros puestos en el potro de azotes diestro. Sus declaraciones en The Guardian sobre las macrogranjas españolas inspiran a los miembros de su club de antifans. Francisco Marhuenda es el presidente. "Las tonterías del frívolo Garzón", encabeza su diatriba el director de La Razón. Se resume en una frase: "Es además muy poco patriótico poner a parir a tu país en el extranjero y perjudicar a un sector importante de nuestra economía con una generalización impropia de alguien que calienta la silla en el consejo de ministros".

De director a director, el de ABC, Julián Quirós, atiza al titular de consumo con la artillería habitual: "Pero no sólo aborrece el vacuno, sino todo lo que críe o fabrique nuestro sector productivo. Amonesta a los jugueteros y hasta es capaz de ponerles reparos al jamón serrano y al aceite de oliva. Del turismo, llegó a pregonar que es un sector precario de poco valor añadido. Todo acaba siendo explicado por aquel tuit donde escribió que el único país con un modelo de consumo sostenible es... Cuba. Sí, Cuba. Y eso preferiría él, ser el ministro de las cartillas de racionamiento".

La tontuna mayor sobre el asunto la rubrica Miquel Giménez, que se mete en la piel de una vaca (se lo juro) y le escribe una carta al ministro. En realidad es un test sobre la capacidad de los lectores de sentir vergüenza ajena: "Excuso decirle que las vacas formamos un lobby muy importante en todo el mundo, así que prepárese porque vamos a por usted. De momento, ya me he reunido por Skype con mi madrina francesa, la Vaca que Ríe, mi ahijada suiza, la Vaca Lila de Milka, y mi compañera de internado la vaca Clara Bow, de Disney. Esta manda muuuuuuucho, perdón, otra vez se me ha escapado, y ya le advierto que el séptimo de vaquería puede invadir su despacho en cualquier momento". Puffffff.