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El sacacorchos

Jon Mujika

Un jugoso racimo

La idea es esa, concentrar todos los sabores, todos los azúcares, si me lo permiten decir así, en una jugoso racimo. No por nada, la diputación foral de Bizkaia busca la economía de espacios y la concentración de servicios para ofrecer a la ciudadanía gestiones más cómodas y a los trabajadores de la casa una conexión inmediata. La idea, lo habrán oído, era la de concentrarlo en Torre Bizkaia pero la puesta en marcha y el éxito del Centro Internacional de Emprendimiento para startups ha impedido ese destino.

La idea de agrupar en un solo lugar la atención al ciudadano, los trámites administrativos y los servicios sociales suena atractiva. Pero, como en toda buena historia, hay matices que merecen ser explorados. Imaginemos un edificio moderno, con amplios ventanales que dejan entrar la luz del día, donde los ciudadanos pueden acceder a todos los servicios que necesitan sin tener que recorrer la ciudad de un lado a otro. La promesa de un one-stop shop administrativo es seductora por la promesa que conlleva de una atención más ágil. Sin embargo, la realidad puede ser más compleja.

La concentración de servicios puede llevar a una despersonalización de la atención. En un entorno donde todo está centralizado, el riesgo de que el ciudadano se convierta en un número más en una larga lista es palpable. La calidez del trato humano, esa que se da en las pequeñas oficinas donde todos se conocen, puede perderse en la frialdad de un gran edificio. Además, no hay que olvidar que la diversidad de servicios implica una diversidad de necesidades. La concentración puede llevar a que algunos servicios queden relegados o, peor aún, invisibilizados. La atención personalizada, esa que se adapta a las circunstancias de cada individuo, puede verse comprometida. Midamos bien todo.