Pasa del nudo al desenlace de la novela, si se considera que el salto parece mayúsculo y definitivo: desde el viejo Bilbao ferroviario (el que alberga aún una playa de vías muertas...) e industrial en ruinas hacia un Bilbao en verde y floreciente. Brotan en los primeros bocetos espacios verdes y rascacielos y, aunque son cálculos preliminares, la llegada del TAV a Bilbao trae consigo una nueva regeneración, la enésima, en su superficie. Cualquier persona que conociese Bilbao en el último tercio del siglo XX mira el Bilbao de mañana y se queda boquiabierta.

El aterrizaje de ese tren que alcanza velocidades de vuelo supondrá el soterramiento de la estación de Abando y la desaparición de las ruinas industriales que lo rodean, generando un nuevo espacio libre de 130.000 metros cuadrados en el centro de la ciudad. Allí se creará una suerte de Central Park a la bilbaina, con un hermoso parque al aire libre, rodeado por un millar de viviendas y nuevos equipamientos.

Los habitantes de hoy miran el proyecto ganador para mañana con asombro. Se llama Abando Taupadak y presenta una bóveda acristalada, seis rascacielos y la esperanza de ganar al pasado un espacio para la vida al aire libre. “Queremos que sea una especie de salón de encuentros”, ha comentado Flavio Tejada, uno de los firmantes del proyecto, con sencillez y precisión. Sabemos, porque hemos vivido tropecientos desencuentros y retrasos que lo certifican, que todavía pasará un tiempo hasta que tomemos en ese salón un café o una cerveza pero lo vivido ayer trajo consigo una novedad importante: las imágenes. Vista la proyección sobre cómo quedará ya nos hacemos una idea. La plaza José María Olabarri, donde se enseñorea el edificio de La Bolsa, será ahora la puerta de entrada y de salida de Bilbao en el primer tercio del siglo XXI. Qué ganas de pasearlo.