El don de 'ser de aquí'
Se cumplen catorce años del debut de Jonas Ramalho como primer jugador negro en la historia del Athletic
Hay aniversarios que pasan sin ruido, casi escondidos en el calendario, pero que obligan a detenerse y mirar atrás. Se cumplen catorce años del debut de Jonas Ramalho como primer jugador negro en la historia del Athletic, un hecho que en su momento pareció apenas una nota a pie de página y que, sin embargo, con el tiempo ha adquirido el peso de un símbolo.
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No tanto por la épica deportiva -el fútbol, ya lo sabemos, es un juez caprichoso y efímero- sino por lo que representó para un club que vive entre el orgullo de sus raíces y la exigencia de un mundo que avanza a otra velocidad.
La identidad no es una fotografía fija
El Athletic, con su política centenaria, ha sido siempre una excepción. Su singularidad le ha dado prestigio, pero también lo ha expuesto en un terreno donde cualquier debate identitario se convierte en arma arrojadiza. La aparición de Ramalho, formado desde niño en Lezama, confirmó algo que muchos intuían: que la identidad no es una fotografía fija, sino un relato en movimiento. Su presencia en el primer equipo demostró, con la silenciosa elocuencia de los hechos, que el concepto de ser de aquí podía convivir perfectamente con la diversidad, sin erosionar ni un milímetro la esencia del club.
Ramalho, el jugador que rompió barreras
Ramalho no fue un icono mediático ni un talento generacional. Tampoco necesitaba serlo. Su valor residió en normalizar lo que, durante demasiado tiempo, se observó con sospecha. Aquella camiseta rojiblanca sobre su piel negra derribó prejuicios con más contundencia que cualquier manifiesto. Y lo hizo desde la naturalidad.
Hoy, mientras el Athletic continúa navegando entre tradición y modernidad, conviene recordar lo que significó aquel debut. Cada cierto tiempo resurgen viejas discusiones, casi siempre empobrecidas por el ruido digital, en las que se pretende reducir la identidad a un dogma cerrado. Frente a eso, el ejemplo de Ramalho sigue siendo una lección de sencillez. Desde Charleroi.
