Cuatro partidos de sanción para Valverde en un castigo que se antoja desmedido por los sucesos de Sevilla, el futuro próximo de Laporte en el alambre, apenas pendiente de un hilo y el Athletic, pese a todo, con la vista al frente, en cabeza de la competición y mirando al porvenir en la Champions League con esperanza y orgullo, dos rasgos necesarios para abrirse paso en un año de soberbias expectativas. Si uno mirase al Athletic en estas primeras horas, pese a los disgustos narrados al comienzo, recordaría una epopeya: a la gran película de William Wyler, Horizontes de grandeza, donde Gregory Peck y Charlton Heston se antojan como los dos protagonistas principales.
Todo transcurre, ¿se acuerdan?, en la disputa de una tierras por las que pasa un río, fuente de vida para los dos ranchos en disputa. El Athletic de esta temporada, cargado de promesas y con un arranque soberbio (ya se sabe que ganando al Alavés en su próxima cita firmará el mejor inicio de temporada de su vida...), tiene ante sus ojos justo eso: grandeza en el horizonte que vislumbra. ¿Será capaz de alcanzarla? Es muy pronto para saberlo pero en estos primeros pasos ha quedado claro que posee entereza para emprender la marcha hacía el río a paso firme.
Datos optimistas
Hay datos que avivan el fuego del optimismo en la primera parada al raso. El equipo mantiene un ritmo goleador (dos de media por partido...) aceptable y acaba de firmar su primer cero en defensa. Nico Williams ha hecho sus primeras apariciones como el pistolero más rápido de estas tierras y las incorporaciones aseguradas, las de Robert Navarro (gol y asistencia en un puñado de dólares, por decirlo en el argot...) y Areso, ya han demostrado que son dos jinetes que aportan viveza a la larga cabagalda. Queda por delante un paisaje despejado pero allá, a lo lejos, algo se ve.