HAY siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo, dijo Charles Dickens, a quien no se le conoce anhelo futbolístico alguno. La ambición es una de las cualidades de un jugador que aspira a ensanchar sus resultados y los objetivos que persigue, al igual que la precisión en el remate, la habilidad en el regate y la intuición en la defensa para anteponerse. La ambición como motor, el coraje que nace del corazón como palanca de empuje. Se ha repetido hasta la saciedad y ha sido siempre una de las cualidades de un Athletic que está cuajando una temporada a la vieja escuela, con bravura cantábrica y un ir siempre algo más allá.

Esa es la idea que parece haber guiado a Dani Vivian en sus palabras. Ojalá se leyesen en el vestuario como los mandamientos de la tabla porque en estos momentos Vivian ocupa una de las jefaturas del equipo, la de la zaga. Es una ilusión estar en Champions y estamos contentos con lo que estamos haciendo, pero para nada somos conformistas. Por gustarme, ojalá vernos en Champions. Y una final de Copa también estaría genial”. Lo ha puesto sobre la mesa sin complejos ni escrúpulos. Se siente como han de sentirse los triunfadores: como uno de los elegidos.

Les hablo de esa ambición sana que nace de la confianza. Si quiere un ejemplo me voy hacia una lectura de hace ya bastante tiempo, una reflexión de Charles Chaplin. “Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto. Aun cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces, me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”, dijo. ¿Puede tallarlo en piedra el Athletic como talló aquel mensaje del Papa Pío XII? Ese que decía algo así como “(...) Sois deportistas verdaderos, entusiastas sinceros de una actividad a la que os dedicáis con alma y vida, poniendo en ella un ardor juvenil, un esfuerzo auténtico, una nobleza y una verdad, que todos os reconocen, casi como vuestra principal característica (...) ¿Será por eso por lo que vuestros colores rojo y blanco se diría que están familiarizados con el triunfo? ¿Será por eso por lo que este año habéis cantado dos veces vuestro alirón con el brío y con las buenas ganas que todos saben.” Bien, Dani, bien.