OLO en las últimas horas, Salvamento Marítimo informó de la localización de ocho pateras y el rescate de al menos tres centenares de migrantes en aguas cercanas a las islas canarias. Se trata de una mínima parte del drama migratorio que se vive a diario en todo el mundo -y muy e concreto en las fronteras exteriores de la Unión Europea, con el Mediterráneo como zona más frecuentada- y que solo de vez en cuando forma parte de la agenda política y mediática, en general cuando tiene lugar un naufragio con gran número de muertes. El fenómeno de la migración es un hecho natural a lo largo de la historia de la humanidad al que solo muy recientemente se le están levantando muros para impedir que seres humanos que huyen de la pobreza, el hambre, la guerra, la violación de derechos humanos o la amenaza puedan encontrar acogida y refugio en otros países. Una situación que afecta de manera muy especial a los más vulnerables: 36 millones de niños y niñas se han visto obligados a abandonar sus hogares en 2020. Una realidad que urge cambiar partiendo de la construcción de una sociedad más igualitaria, respetuosa con los derechos de todas las personas independientemente de su procedencia, credo, identidad, cultura, ideas o situación económica. Una sociedad más cohesionada y solidaria y respetuosa con la diversidad. Ayer, en coincidencia con la celebración del Día Internacional de las Personas Migrantes, se presentó el Pacto Social Vasco de Migración, suscrito por 120 ayuntamientos de Euskadi tras su aprobación por los respectivos plenos municipales, que busca consolidar en nuestro país un discurso compartido y una actuación conjunta de buenas prácticas ante la migración y los migrantes, frente a los peligrosos mensajes populistas en este terreno. El llamamiento del lehendakari, Iñigo Urkullu, a impulsar un modelo vasco de acogida y su reclamación de la transferencia de la competencia de inmigración, tal y como recoge el Estatuto de Gernika, cobran pleno sentido en el marco de este gran Pacto Social de Euskadi. Un acuerdo que debe calar también entre la ciudadanía en el sentido del propio lema de la iniciativa institucional, Ofrecer lo que desearíamos recibir, y que debe ser también una exigencia a la Unión Europea para desarrollar una política migratoria más humana y solidaria.