LA educación, en general, sigue siendo uno de los asuntos de mayor interés y preocupación para la mayoría de la ciudadanía. Aunque está relegado de entre las mayores preocupaciones sociales por temas como el paro, la política, la economía, la corrupción y la sanidad, la educación figura dentro del catálogo de interés, por delante incluso de los problemas relacionados con el empleo, la inseguridad ciudadana y la vivienda, y prácticamente al nivel de la inmigración, según los datos del último barómetro del CIS. Sin embargo, en esta campaña electoral que afronta ya su recta final no ha estado entre los temas de debate y de propuestas, al menos en positivo. Porque, salvo para atacar a las comunidades con competencias y lengua propias, como Euskadi y Catalunya, por parte de las derechas representadas por PP, Ciudadanos y Vox, que incluso han llegado a pedir la recentralización para que la Educación esté exclusivamente en manos del Estado y para la imposición del castellano como único idioma vehicular en las escuelas, los candidatos, en general, no están incidiendo en la importancia de la enseñanza dentro de las políticas públicas esenciales, a pesar de que figura en el programa de todos ellos como una prioridad. Una cuestión clave en este debate es la situación actual de la calidad de la enseñanza. En este sentido, resulta revelador que, mientras se critica el sistema educativo vasco que se pretende arrumbar, la realidad de los datos indica que Euskadi está a la cabeza del Estado en el ranking de excelencia educativa que elabora un agente externo, como es Profesionales por la Ética. Según este ranking, la educación vasca ocupa el primer puesto en indicadores clave como esperanza de vida educativa a los seis años, tasa bruta de graduados de Bachillerato, aprobados en Selectividad, menor tasa de abandono temprano, gasto público por estudiante, recursos informáticos y lenguas extranjeras. Asimismo, tiene buenos indicadores -está en el segundo o tercer puesto- en graduados de ESO y mayor tasa de escolarización universitaria y es también la que tiene menor tasa de repetidores. Todo ello indica que el sistema educativo vasco es el más solvente del Estado y alcanza la mayor cota de excelencia en la enseñanza, lo que refleja el esfuerzo de instituciones, centros públicos y concertados, profesorado, alumnado y madres y padres.