triste e innegablemente, Moldavia es el país más pobre de Europa y también, el más sorprendente. Así, a principios de junio de este año llegó a tener simultáneamente dos Gobiernos, dos jefes de Estado y dos jefes superiores de policía. Y por si esto fuera poco, la situación se “normalizó” a mediados del mismo mes con un pacto entre un presidente -Igor Dodon- pro ruso y su partido socialista (en realidad, neocomunista)- y Acum (en rumano: “ahora”), partido de la jefa de Gobierno -Maia Sandu-, occidentalistas y apasionadamente filorrumanos, tanto Sandu como sus seguidores.

Para completar el cuadro, durante los últimos años el poder lo ejerció a la manera de “Chicago años 20” un oligarca -Vlad Plahiotnuc- quien había logrado someter de tal manera a la policía, judicatura y administración pública que pudo desfalcar más de mil millones de euros a los tres bancos mayores del país. Las auténticas dimensiones del desfalco se perciben si se tiene en cuenta que la renta per cápita moldava es de ¡7.300 dólares anuales! Para evitar un colapsado financiero, el Banco Nacional moldavo asumió esa pérdida de los tres bancos, lo que provocó una caída del 40% de la moneda moldava.

Naturalmente, las razones de la actual situación moldava son muchas, desde las históricas (un minúsculo territorio de 33.851 kilómetros cuadrados con 3.500.000 habitantes, zarandeado y desgajado por grandes potencias -imperios ruso y otomano y el reino lituano polaco)-, hasta las financieras. Pero el motor principal es la extrema pobreza.

La mitad de la población adulta moldava ha tenido que emigrar para poder sobrevivir y mantener sus allegados de casa.

Moscú y Kiev, además, tienen sus pretensiones sobre Transnistria (un territorio ruso anexado a Rumanía durante la II Guerra Mundial) y mantenido después como propio de la República Socialista Soviética de Moldavia e intervienen -en especial el Kremlin- mucho en la política moldava. Esa intervención fue un factor importante en el ascenso de Plahiotnuc al poder? ¡ y en su caída ! Porque el oligarca sabía mucho de corromper y abusar, pero las fintas políticas no eran su fuerte y logró transformar el apoyo inicial que recibía de Moscú (y de la mafia rusa que habían trasformado a Moldavia en su lavandería de las ganancias ilícitas, decenas de millones de euros) en el rechazo radical del Kremlin de los últimos meses. Tan radical, que al estallar la crisis de junio tardó solo una semana en percatarse de que había perdido la partida. A la semana, él y su camarilla huyeron precipitadamente del país.

En Chisinau, la capital, se asegura que se ha montado un exilio dorado en Suiza.

Y como todo en Moldavia se sale de lo corriente, la fuga de Plahiotnuc y los suyos se produjo a los quince minutos de la visita del embajador de los EE.UU. a la sede del partido de Plahiotnuc (Partido Democrático), la agrupación parlamentaria con que el oligarca había hecho y deshecho a su antojo la vida moldava.

Hasta aquí, lo pasado; el futuro inmediato es impredecible?, pero en cualquier caso muy complicado. Acum y Sandu ven el porvenir de Moldavia en la E.U. e incluso en Rumanía? que sería una vía rápida de entrar en la Unión Europea. Moscú consideró siempre a Moldavia como suyo o “casi suyo”, que es todo lo contrario de la visión de Acum.

Pero hoy por hoy, la fuerza parlamentaria de Dodon es mayor que la de los europeístas y la implicación rusa en Moldavia también es mayor que la occidental.