La compleja situación que rodea la hoy todavía indefinida vía de materialización del Brexit abre numerosas incertezas e incertidumbres con enorme repercusión en la dimensión ciudadana, social y empresarial vasca. Hay diversos potenciales escenarios sobre la mesa pero a día de hoy solo hay tres de ellos se contemplan desde el lado del Gobierno británico: el primero pasaría por la concreción de un acuerdo de salida modificado (el acuerdo alcanzado con la UE fue rechazado de forma abrumadora por el parlamento británico en una histórica votación). El segundo escenario pasaría por el conjunto de contingencias urgentes que deberían adoptarse ante la eventualidad (no deseada) de un no acuerdo, es decir, de una salida abrupta materializable el cada vez más próximo día 29 de marzo, situación que, caso de concretarse provocaría un caos de proporciones tectónicas. Y el tercero, tal vez el más factible a día de hoy, pasaría por acordar un “retraso técnico”, es decir, aplazar la fecha de salida inicialmente prevista para el 29 de marzo hasta la primera semana de julio con el fin de ganar algo de tiempo para tratar de encauzar una situación tan delicada como difícil.

La complejidad del contexto, caracterizado por numerosas incógnitas que quedan por despejar exige reconocer que resulta imposible aportar respuestas sencillas e inmediatas a cuestiones tan complicadas y que lo relevante es saber qué pautas, qué proceso, qué iter se prevé seguir para minimizar en todo lo posible la distorsiones derivadas de este escenario tan abierto e incierto; ¿Cómo adaptarse desde el punto de vista empresarial a uno u otro escenario? ¿Cómo restaurar la confianza en el mercado y aportar la necesaria dosis de seguridad jurídica y de certeza contractual?

Surgen preguntas de enorme calado en torno a la cadena de suministro, a la dimensión aduanera, a la cuestión regulatoria o a la vertiente de fiscalidad, entre otras. Son aspectos logísticos de enorme trascendencia, con el hándicap adicional de la acusada sectorialización que caracteriza al Brexit, concretada en la imposibilidad de marcar pautas uniformes para todos los sectores industriales y empresariales (Industria y comercio) involucrados: no hay, en definitiva, receta única aplicable.

Hay que tener presente el capital vasco radicado en UK (Inversiones locales), las importantes exportaciones vascas hacia el Reino Unido o la situación sobrevenida de buen número de empresas vascas que importan productos y bienes provenientes de Reino Unido. Y hay que recordar la existencia de sectores de enorme relevancia como el de la automoción, los bienes de equipo, el fitosanitario, el sector financiero o el de la energía, todos ellos sujetos a dos grandes tipos de riesgos: los comerciales y los regulatorios.

¿Se reconocerán, y cómo, las autorizaciones y licencias de actividad hoy día vigentes? ¿Se tramitará un doble registro de productos y de nuevas licencias? ¿Qué tipo de medidas sanitarias y fitosanitarias se implantarán al comercio, por ejemplo, del vino? ¿Qué tipo de barreras arancelarias y no arancelarias (vinculadas a formalidades logísticas y aduaneras) se implantarán? ¿Cabrá obtener el estatuto de operador económico autorizado por parte de nuestras empresas para simplificar en lo posible la abrumadora tarea burocrática que puede llegar a implantarse?

¿Y la Fiscalidad, qué ocurrirá con ella en un futuro próximo? ¿Cómo, por citar un ejemplo clave, se valorará y gestionará fiscalmente la repatriación de los beneficios fiscales obtenidos por filiales vascas instaladas en Reino Unido?

A todo ello se suma la dimensión sociolaboral y la de los derechos de la ciudadanía en su proyección sobre el contexto que generará el Brexit. ¿Perderán la industria y servicios británicos ese gran capital humano que ha sabido atraer? ¿Cómo quedará la situación legal de los trabajadores expatriados, su estatus sobrevenido, o la regulación de los trabajadores desplazados, o las cuestiones vinculadas a su seguridad social y a las jubilaciones?

¿Qué tipo de recomendaciones o consejos cabría dar en cuestiones de enorme relevancia práctica y económica, tales como la materia de derechos de propiedad intelectual (patentes, marcas, Copyright), o la de los contratos internacionales que verán alterada su base regulatoria ¿Qué salvaguardas cabría incorporar a tales contratos para garantizar su cumplimiento con garantías?

El necesario apoyo, cobertura y respaldo institucional a las pymes vascas por parte de los gobiernos británico, español y vasco es clave para tratar de minimizar las distorsiones que, sin duda, se derivarán del escenario de salida, mayor aún si la misma se llegara a producir de forma abrupta y sin acuerdo.