Bajo el roble de Gernika, el nuevo lehendakari, Imanol Pradales, juró el cargo utilizando la fórmula que utilizó el primer lehendakari vasco, José Antonio Agirre. El acto, tan sobrio y solemne, se celebró el sábado por la mañana, mientras los más curiosos, cotillas diría yo, estábamos esperando como agua de mayo que llegase cuanto antes la tarde, el momento anunciado para dar a conocer la estructura del Gobierno y los nombres de las personas que lo conformarían. Una vez conocidas ambas cuestiones, la estructura y el nombre de la persona encargada de encabezar la responsabilidad agraria, me propongo, deleitarles con unos pocos y breves apuntes.
El primero, el sector primario y alimentario tiene voz propia y diferenciada en la mesa de Ajuria Enea al contar con un departamento propio, más concretamente, el departamento de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca. Contar con voz propia en los consejos de gobierno, ante los medios de comunicación, ante el sector en su conjunto y, lo que es más importante, ante la sociedad vasca, es algo fundamental y totalmente oportuno, en un momento donde el sector primario está tan revuelto y necesitado de referencialidad. El sector primario, tan pequeño en cuanto a empleo y por aportación al PIB pero tan importante por su aportación alimentaria, su función medioambiental y por su gestión del territorio, necesitaba de referencialidad y por ello, contar con departamento propio es un buen primer paso. Al César, lo que es del César.
Segundo, mi agradecimiento a los hasta ahora responsables del anterior ejecutivo. Sin olvidar al lehendakari, Iñigo Urkullu, quisiera hacer un reconocimiento a la hasta ahora consejera Arantxa Tapia, que ha cargado a sus espaldas con casi medio ejecutivo, liderando las responsabilidades en industria, medio ambiente, energía, infraestructuras y agricultura, que con su infinita capacidad de trabajo nos ha demostrado que es una verdadera super-woman, aunque soy consciente, así se lo he trasladado personal, pública y reiteradamente, de que el departamento era tan monstruosamente grande, que todas las materias de su competencia, pero sobretodo las del agro, quedaron difuminadas ante el conjunto de la sociedad. La culpa ni era suya ni de su equipo, con Bittor como fiel escudero al frente del mismo, puesto que el pecado original radicaba en el diseño del propio gobierno. Ahora bien, puestos a decirlo todo, tengo que destacar la buena y generosa respuesta que dieron al sector en los tiempos tan delicados y convulsos del covid, Ucrania, etc. Al César, lo que es del César.
Tercero, una mención al nombre del departamento. Departamento de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca. Creo que es un acierto, situar en el centro de la cuestión la Alimentación, puesto que esta mala costumbre que tenemos los humanos de comer es el acto más importante que efectuamos todos los días y varias veces al día, unas por necesidad, otras por placer y otras, lamentablemente, de manera inconsciente. Situar la alimentación en el frontispicio de la acción gubernamental nos llevará a mimar a los productores de alimentos (baserritarras y arrantzales), sus asociaciones, cooperativas e industrias, así como el conjunto del sistema alimentario, tanto el privado y familiar, así como el público, a través de las compras públicas, acelerando todo aquello que se denomina compra verde y fortaleciendo, el vinculo con el sector pujante del turismo para con nuestros alimentos y con nuestra gastronomía. La alimentación, la alimentación propia y la de los nuestros, es salud, es paisaje y medio ambiente, es economía, es cultura y personalidad como país, etc. Por lo tanto, una vez más, reconocer el acierto de anteponer el término de Alimentación. Al César, lo que es del César.
Cuarto, la persona elegida. Como les decía, el sábado, a la sobremesa, mientras el teléfono ardía por los mensajes de numerosos curiosos que, una vez dado por sentado que habría departamento propio, querían, queríamos, ser los primeros en saber el nombre de la persona elegida para liderar la cuestión, me llegó una nota con los nombres del ejecutivo completo y, como imaginarán, mis ojos no tenían más objetivo que saber quien sería la responsable máxima del sector en el nuevo Gobierno.
Pues bien, la persona elegida era Amaia Barredo, donostiarra de nacimiento pero alavesa por los cuatro costados, una persona que en su dilatada trayectoria en las instituciones ha ostentado cargos públicos tanto en el ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz como en la diputación alavesa y en el gobierno vasco, siempre en cuestiones ligadas con el medio rural, natural y medio ambiente y, especialmente, lidiando con cuestiones donde la actividad agropecuaria y el medio natural se juntan, rozan y, en algunos casos, friccionan. La compatibilidad y la convivencia de ambas cuestiones, de ambos mundos y de ambos puntos de vista le situarán, me temo que más de una vez, en tesituras bien complejas y peliagudas. Ella, y sólo ella, deberá adoptar decisiones difíciles para, cual César con su dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, decidir el devenir de las cuestiones a debate. Al César, lo que es del César.
Confío que sabrá tomar las decisiones correctas y oportunas, eso sí, sin olvidar, que los que han presionado y peleado por ese departamento que ella lidera, son la gente del campo.