lA localidad de Sestao llora la muerte de su vecina Erika y su hijo Ethan, 42 y 19 años, ambos atropellados mortalmente a principios de semana en el municipio cántabro de Ribamontán al Mar. “Dos personas ejemplares”, dicen sus familiares, amigos y conocidos, incrédulos todavía por el trágico suceso protagonizado por un hombre de 73 años, ebrio, drogado y, según parece, medicado por padecer un cuadro depresivo. Cuán injusta se vuelve la vida cuando al dolor por la pérdida de dos personas queridas se suman tantos condicionantes que solo añaden más estupor y pena. Goian bego eta ohore. l