Quién nos lo iba a decir. Seguimos con la mordaza puesta gracias a EH Bildu y ERC. En el juego del todo o nada normalmente se pierde y así ha pasado para reformar la flagrante ley aprobada por Mariano Rajoy con su mayoría absoluta en 2015. Habrá quien diga, que lo dice, que la revisión propuesta por EAJ-PNV para hacer más tragable la normativa de Seguridad Ciudadana vigente es un mero maquillaje. Eso es, sencillamente, la excusa de quien sabe ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Hacer descarrilar la tramitación cuando todavía había tiempo de juego es un fracaso con mayúsculas. Nadie cuestiona que las devoluciones en caliente son uno de los elementos lesivos a derogar. Pero, de ahí, a que una posición de máximos dé al traste con la modificación de 36 de los 54 artículos de la ley negociada durante meses hay todo un canal de Suez. Y en estas llega la justificación de la diputada abertzale Mertxe Aizpurua: “¿Alguien cree que EH Bildu puede dar luz verde a una ley que mantiene las pelotas de goma que mataron a Iñigo Cabacas?”. Una pregunta cargada de demagogia por utilizar la dolorosa muerte del joven de Basauri para arrimar el ascua a su sardina. Las víctimas, sea cual sea el motivo, al margen de la utilización política. Goian Bego Iñigo eta ohore. Y también demagoga por cuanto que aludir a las pelotas de goma como uno de los elementos más lesivos de la ley mordaza es simplemente una cortina de humo. No hay en todo el texto normativo una coma referida a esta cuestión. La vuelta al calcetín ya no podremos verla, por lo menos, hasta la próxima legislatura en la esperanza más optimista. En el peor de los casos, ya no habrá nueva oportunidad si se cumplen las previsiones electorales de un regreso del PP apoyado por Vox. Había una puerta intermedia: la abstención. Pero ya es tarde. Dejamos en herencia a nuestras generaciones una ley represora en su máxima expresión. Seguimos con la mordaza puesta.